Víctor Pinales “El teatro es, para mí, la salvación”

Víctor Pinales “El teatro es, para mí, la salvación”

La llegada de Víctor Pinales al teatro se convirtió en un hito que por siempre permanecerá latente en su existencia, pues en su momento se convirtió en la tabla a la que con firmeza logró aferrarse en el momento que más lo necesitaba. 

 Ha sido un arribo  tan interesante, según dijo el actor, que  está guardado en su interior como una de las experiencias más hermosas y gratificantes que ha tenido en su vida.

  Su incursión en el teatro -hecho que ocurrió en 1987- pasó de una manera muy sui géneris: en  esa época, Víctor se encontraba desorientado, no quería ir a la universidad y algunos problemas familiares (de los que ahora no viene al caso hablar) le hicieron abandonar su hogar en el sector de Pantoja. No sabía qué hacer con su vida, ni hacia dónde se dirigía.

“Una noche decidí irme de mi casa. Recuerdo que eran las 9:00. Caminé y  caminé hasta que llegué a la iglesia San Antonio de Los Alcarrizos. A la entrada del templo me detuve y dije: Dios,  si tú existes, oriéntame, porque en este momento no sé hacia dónde voy, y no pienso devolverme. Yo me voy”, señala.

   Víctor asegura que aunque parezca mentira no habían pasado ni siquiera cinco minutos  cuando un sacerdote polaco, alto y de pelo largo, le dijo: “Tú eres Jesucristo”.

 Él se quedó paralizado hasta que  el cura le explicó que estaba montando una obra y que lo visualizaba en el rol de Jesús. A esto solo atinó a decir: “Sí, sí”.

De esta forma se inició en este arte. Luego se inscribió en Bellas Artes y en 1991, recién salido de esta institución, tuvo un debut prometedor en la obra “Hoy no toca la pianista gorda”, de Arturo Rodríguez, montaje en el que  actuó con Niní Germán y Josefina Gallart. En la pieza hizo de mozo.

 Al año siguiente, Víctor actúo en cinco obras. Entre ellas “Espigas maduras”, “Consuelo y Rafael” y “La fábula de los cinco caminantes”.

Todos esos logros y satisfacciones que ha tenido en las tablas llevan al actor a decir: “El teatro es mi salvación. Es vida, es mi alimento verdadero”. 

Con su esposa. Trabajar con  Karina Noble, actriz con la que se casó en 1997, para Víctor representa la armonía. Se conocieron en la obra “Miseria, la muerte, el diablo y su hermana”, bajo la dirección de María Castillo. Después de esa pieza volvieron a actuar juntos en la puesta en escena de  “Amanda”, de Giovanny Cruz.  Con esta obra fueron a Francia, y eso “fue como una celebración de nuestra boda. Ahí comenzó nuestra historia”, afirma.

También montaron la producción “Una hora sin televisión”, dirigida por Danilo Taveras.

  Víctor asegura que le gusta trabajar con Karina, a quien define como una profesional de mucha experiencia, una mujer muy  hermosa, dedicada e inteligente. “Trabajar con ella me enseña, es lindo. Es lo más chulo que le puede pasar a un artista”. 

El festival.  La celebración del III Festival Nacional de Teatro le llena de felicidad, ya que es una gran  fiesta que cuenta con la participación de destacados actores nacionales  y extranjeros.

“La alegría  se siente, además, porque la gente se pone en esa actividad. Esta es la cosa más linda que sucede en el área cultural. Es algo muy interesante lo que ocurre en la cultura dominicana”, señala de este evento que será clausurado el domingo.

Televisión. Luisito Martí fue quien lo conquistó para que entrase a este medio, al cual llegó a través de “De remate”, programa en que  permaneció por tres años. 

  Con Manolo Ozuna hizo los espacios “Los del apartamento cuatro” y “Con la muela de atrás”.

Otros programas suyos son “Picante sol”,  “Sabrosa noche” y “Pila de risa”.

 Víctor Pinales disfruta trabajar  en teatro y en televisión. A su labor se entrega por entero. 

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