En política todas las reglas cambian y los conceptos se pervierten basándose en el análisis del momento y circunstancia de “lo que conviene”; por eso es frecuente que los políticos repitan la frase: “El enemigo de hoy puede ser el amigo de mañana y viceversa”, menospreciando la enseñanza de Mao Zedong, quien planteó que en la guerra “hay que distinguir con precisión quién es amigo y quién enemigo”, lo que debería continuar vigente porque la política ha devenido en una lucha (o guerra) por alcanzar el poder para apropiarse del presupuesto de la nación y repartirlo entre los ganadores, siendo Maquiavelo el principal mentor de los políticos de la segunda mitad del siglo pasado y lo que va del presente, y quien no lo estudia, aparte de hacer el ridículo, minimiza sus posibilidades de éxito, no importando sus buenas intenciones. A ellos, la mayoría integrados a la anémica oposición de nuestro país, les regalo humildemente esta última parte de mi colaboración con el HOY:
1.- ¿Para dónde va Abinader promoviendo ahora, sin fuerza congresual ni poder ejecutivo, duplicar la vergüenza de las tarjetas “solidaridad” en vez de ofrecer, si gana las elecciones, empleos justamente remunerados a los atrapados por el clientelismo?
2.- ¿Qué se consigue con enfrentar a un aliado del partido en el poder, como Miguel Vargas, perdiendo energías y tiempo atacando un mal menor sin apuntar hacia el verdadero enemigo?
3.- ¿No se dan cuenta los PRMeistas y otros grupos de la oposición que Hipólito Mejía será “inflado” por el gobierno porque sería el enemigo favorito para cualquier representante del partido en el poder que compita con él?