¿Vida de perros?

¿Vida de perros?

EFE. El mejor amigo durante la vida del hombre es el perro, pero paree que también después de su muerte. No pocos animales, sobre todo canes, han sido nombrados herederos de las fortunas de sus devotos amos: Lauren Bacall, Alexander McQueen, Joan Rivers o Leona Helmsley, son algunos ejemplos.

Resulta extraño imaginarse a un animal paseándose en limusina, luciendo exuberantes joyas o comiendo en los restaurantes más lujosos, pero lo cierto es que muchos pueden permitírselo, ya que los dispendios de los multimillonarios llegan en ocasiones a la vida de sus mascotas.

Es habitual comprobar cómo el dinero aviva la excentricidad y algunas celebridades dedican fortunas a que sus mascotas mantengan su elevado estatus económico incluso cuando ellos no estén allí para verlo. Una decisión que no suele ser bien recibida por el resto de sus familiares y herederos.

Uno más en la familia. Uno de los ejemplos más claros es el de Gail Posner, una de las mujeres más ricas de Florida, que falleció a causa de un cáncer en 2010. Dejó 3 millones de dólares y una mansión en Sunset Island (Miami) a su chihuaha Conchita y a sus otros dos perros. El comprensible enfado de su hijo le llevó a declarar que su madre no estaba en plenas facultades mentales cuando realizó el testamento, pero de poco le sirvieron sus quejas. Posner a menudo se jactaba del lujoso nivel de vida de sus mascotas. En 2007, en una entrevista para el diario New Times de Palm Beach, la millonaria describió la particular relación que tenía con sus perros, quienes visitaban cada semana un “spa” e iban ataviados con collares de diamantes de hasta 15.000 dólares.

Otro caso es el de Leona Hemsley y su perro Trouble, que heredó 12 millones de dólares en 2007. La anciana, de 87 años, poseía una fortuna inmobiliaria de más de 5.000 millones de dólares. Sus nietos rechazaron el testamento e impugnaron su decisión judicialmente. El juez decidió entonces que Trouble recibiría sólo 2 millones y sus nietos el resto del dinero.

Estrellas con mascota. Las celebrities más jóvenes también tienen en muy alta estima a sus mascotas y si no que se lo pregunten a Paris Hilton, que llegó a construir una réplica de su mansión de Beverly Hills en miniatura para sus animales. Aunque lo más llamativo es que lanzara una marca de ropa para perros llamada “Little Lily” en la que incluso se venden copias de vestidos lucidos en la alfombra roja de los Óscar en versión canina.

Son muchísimas las estrellas que no se despegan de sus mascotas y que las tratan como si fuesen sus hijos, desde la cantante Miley Cyrus, que presume en las redes sociales de tener una adorable cerdita, la actriz Eva Longoria o la tenista Serena Williams. Aunque uno de los más extravagantes era Michael Jackson, que trataba y vestía a su chimpancé como a un ser humano.

Este desmedido cariño es lo que empuja a los famosos a situar a sus animales en un sitio privilegiado en sus testamentos. El fallecido diseñador británico Alexander McQueen dejó una herencia aproximada de 82.000 dólares a sus perros en 2011 y la comediante, actriz y presentadora de televisión Joan Rivers, desaparecida en septiembre, repartió US$150 millones entre familiares y mascotas.

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