Vida y milagros de los ríos

Vida y milagros de los ríos

No hay que enfatizar la importancia de los ríos en la vida de los pueblos. Baste con señalar que mayormente los asentamientos humanos están localizados en las márgenes de ellos o en sus desembocaduras. Economías sólidas y progresistas son inconcebibles sin el milagro de ríos sanos; en Europa han llegado a gran sofisticación en el desarrollo y uso de sus cauces, los usan para transporte de mercancías y personas; el turismo fluvial disfruta de gran popularidad, es posible entrar por el Mar del Norte y salir por el Mediterráneo o llegar a varios países en cruceros o transportando mercancías. Alemania y Francia no se conciben sin sus redes de canales, la Rusia occidental le faltaría “vida” sin el Volga. El Mississippi con su red y el canal intercostal son las arterias más importantes del Este estadounidense. Los grandes ríos de Suramérica no están tan desarrollados pero algunos como Magdalena, Orinoco, Amazonas, Paraná y Mar del Plata son de uso importante. En la RD no estamos a la escala antes citada pero sin tres ríos: Yaque del Norte, Yuna y Yaque del Sur, sería imposible mantener el nivel económico que hemos alcanzado.
Los sistemas fluviales son constituidos por un río principal y varios afluentes de diferentes categorías que contribuyen a la recolección del agua lluvia; cuando la vegetación es virgen o densa, aun en áreas de mucha lluvia, los ríos son cristalinos, se ven los peces. Tuve esa experiencia en Paraguay, río Ñacundal, afluente del Paraná, después de esa, empecé a pensar que el Danubio fue verdaderamente azul. Los ríos y sus afluentes son sistemas “vivos” que responden fundamentalmente a los caudales de agua y de sedimentos que transportan, cuando la mano humana interfiere, esta puede generar problemas.
La Universidad Estatal de Colorado (CSU) tenía y debe tener un programa muy intenso en todo lo relativo a ríos, sedimentos, hidrología, etc., en sus laboratorios pude experimentar con la formación de los cauces de agua, entonces existía en el laboratorio un gran rectángulo de 50 centímetros de alto, 7 metros de ancho y 35 metros de largo, lleno de tierra nivelada con una pendiente mínima del lado más largo, en la parte alta del “llano” dejaba brotar de la tierra un pequeño (una decena de cm3) pero constante caudal de agua. Debido a escasa pendiente el agua fluía, al cabo de un tiempo, hacia la parte ligeramente más baja, creando un canalito cuyo primer tramo era recto, un par de meses después, el canalito comenzaba a hacer meandros, los que se iban pronunciando con el paso del tiempo y la distancia a la fuente. Los meandros no permanecían fijos, se iban moviendo agua abajo, y el canalito no tenía el mismo ancho, ni la misma profundidad en su curso porque recolectaban agua del suelo que se mantenía saturado. Un elegante proceso de la naturaleza que se atribuye a la rotación de la Tierra y la aceleración Coriolis. En todo caso, cuando el agua llegaba al final de su curso contenía algo de sedimentos. En otras palabras, los cursos de agua no necesitan nuestro concurso, antes al contrario cuanto menos interfiramos más saludables.
Naturalmente, el desarrollo humano utiliza los ríos como hemos señalado en el primer párrafo pero siempre causan perturbaciones, algunas tan grandes que quedan ahí como un monumento a la ignorancia. Universidades en países como Alemania incluyen en sus pensa materias como Flussbau (Construcciones fluviales), Estados Unidos también las tiene: River Construction and Management. Las estadounidenses tienen lo que denominan Geomorfología Fluvial, en las cuales se aprende su “vida y formas”.
La agricultura que se practica en las montañas de la RD desaloja suelo, una parte del cual llega a los ríos, la otra es la que se necesita como capa vegetal para seguir cultivando. En nuestras montañas se hace turismo interno que tiene el incentivo de producir dinero pero no se hace llevándolos a pasear por trillos en el bosque o en las montañas sino construyendo urbanizaciones y repartos en los picos y laderas de las montañas donde obviamente no es aceptable ecológicamente. Construir urbanizaciones conlleva movimiento de tierra considerable no solo para allanar la base de las viviendas, sino especialmente para el acceso a las villas; cualquier ciudadano o autoridad solo tiene que esperar una llovizna para ver el sedimento fluyendo monte abajo.
Los ríos mueren, lo que quiere decir que no hay vida en ellos, desafortunadamente una buena parte de nuestros ríos están muertos: Ozama, Isabela, Haina, Yaque del Norte, etc. Sorprende, en contraposición cómo los estadounidenses pescan en cualquier arroyo, río o laguna, por pequeños que sean; una afición entretenida y beneficiosa.

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