Vida y obra: Eugenio de Salazar y Alarcón

Vida y obra: Eugenio de Salazar y Alarcón

En la nota 14 (pp. 410-11) de su obra “La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo”, Pedro Henríquez Ureña aporta hasta 1936 lo esencial al conocimiento de la vida y las obras literarias de Eugenio Salazar y Alarcón.

Sobre su vida, con algunos datos ampliados y corregidos por el libro de Humberto Maldonado Macías, nuestro eminente filólogo dice lo siguiente: “Eugenio de Salazar de [sic] Alarcón, madrileño, nacido hacia 1530, muerto en octubre de 1602, fue gobernador de las Islas Canarias (1567-1573), oidor en Santo Domingo (1573-1580), fiscal de la Audiencia de Guatemala en (1580), fiscal y luego oidor en México, donde estuvo de 1581 a 1598: allí se incorporó como doctor en leyes en la Universidad (1591) y fue rector (1592-1593); en Madrid, miembro del Consejo de Indias desde el 27 de septiembre de 1600 hasta su muerte.”

En punto a sus obras literarias, PHU dice lo siguiente: “Su ‘Silva de poesía’ se conserva manuscrita en más de quinientas hojas en la Academia de la Historia, en Madrid. De ella insertó largos extractos Bartolomé José Gallardo en su ‘Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos’, tomo 4, Madrid, 1889, columnas 326-393. Las ‘Cartas’ han tenido mejor fortuna: las publicó Pascual de Gayangos en Madrid, 1866 (Sociedad de Bibliófilos Españoles); cuatro de ellas incluyó Eugenio de Ochoa en el tomo 2 de su ‘Epistolario español’, Madrid, 1870 (Biblioteca de Autores Españoles, 62); otras que se hallaban inéditas las publicó Antonio Paz Melia en el tomo I de ‘Sales españolas’, Madrid, 1902.

Gallardo publicó también (‘Ensayo, IV, cols. 395-397), el poema alegórico “Navegación del alma”. Hay otros versos en ‘El autor y los interlocutores de los Diálogos de la montería’, de Juan Pérez de Guzmán, Madrid, 1890 (pp. 78-85). No sé qué contendrá el manuscrito que se conserva en Viena, porque no he podido consultar el trabajo de Adolfo Mussafia ‘Über eine spanische Handschrift der Wiener Hofbibliothek’, publicado en los ‘Sitzungsberichte der Kaiserlichen Akademie del Wissenschaften’, de Viena, 56 (1867), 83-124: como Salazar pasó cerca de treinta años en América, bien puede contener referencias al Nuevo Mundo. Otro trabajo escrito, según León Pinelo, cuyo paradero se ignora: ‘Puntos de derecho, o de los negocios incidentes de las Audiencias de Indias’.”

Otra bibliografía adicional a la que acabo de citar, la ofrece PHU en (p. 411, misma nota): “Consultar: José Antonio Álvarez y Baena, ‘Hijos de Madrid…. I, (403-411); B. J. Gallardo, ‘Vida y poesía de Eugenio de Salazar, en ‘Obras escogidas’, edición de Pedro Sainz y Rodríguez, dos vols., Madrid, 1928 (véase tomo I, 213-263); M. Menéndez y Pelayo, ‘Historia de la poesía hispano-americana I, 28-33 (en México), 177 (en Guatemala) y 295-297 (en Santo Domingo); Medina, ‘Biblioteca hispano-americana, 6, 547. García Icazbalceta, ‘Bibliografía mexicana del siglo XVI, México, 1886 [hay edición reciente del Fondo de Cultura Económica] y en el tomo 2 de ‘Biografías’. Ernesto Schäfer, ‘El Consejo Real y Supremo de las Indias, I, Sevilla, 1935 (en la p. 356 da por primera vez la fecha de la muerte de Salazar.”

Con estos datos biobibliográficos aportados por PHU están obligados a principiar su investigación o la escritura de sus historias o antologías literarias aquellos autores como Max Henríquez Ureña, Balaguer, Néstor Contín Aybar y Humberto Maldonado Macías, y otros en el futuro, si desean ir más lejos en su indagación sobre Salazar de Alarcón.

Por ejemplo, Contín Aybar dedica dos páginas de su ‘Historia de la literatura dominicana’, I, 176-177 (San Pedro de Macorís: UCE, 1982), en las cuales aporta más datos que Don Max y Balaguer juntos, pues espigó bien en PHU y otras fuentes citadas por nuestro filólogo. Contín Aybar copia incluso parte del poema biográfico escrito por el propio Salazar que comienza: “Nací y casé en Madrid”.

Al parecer, Contín Aybar, quien escribió su obra con los apuntes que dejó su difunto hermano Pedro René, consultó otras fuentes  dadas por PHU como las de García Icazbalceta, León Pinelo y Gayangos, e incurre en los mismos errores de fechas que sus fuentes: por ejemplo, la duda en la fecha de nacimiento de Salazar al decir: “por los años 1530”; o en la fecha de su muerte, al decir: “Murió, Salazar, en 1602 probablemente”: o la vacilación ante lo seguro: “Se tiene información de que los manuscritos de Salazar se conservan en la Academia de la Historia, de Madrid.” A pesar de que PHU lo da por seguro y, como investigar experto, ha debido ver dicho manuscrito.

Aunque PHU y los demás autores que escribieron sobre la vida de Salazar le dan por muerto en 1602, Contín Aybar comete el desaguisado de decir que “Felipe III le nombró Ministro del Consejo de Indias, cargo que consta servía aún en 1610” (p. 176), si bien en la página siguiente ha dicho que “murió… en 1602 probablemente”. Ni siquiera pienso que Contín Aybar quiso escribir 1601, porque PHU dice que desempeñó ese cargo hasta su muerte.

¿Cuál es la importancia y el aporte de Maldonado Macías? Los nuevos datos que aporta sobre la vida de Salazar y, la contribución  más pertinente, el haber realizado una lectura literaria del poema “La navegación del alma por el discurso de todas las edades del hombre” y empalmarlo con el ideal neoplatónico del Renacimiento cuya preocupación central fue la salvación del alma de los cristianos de los fuegos del infierno, para lograr lo cual y ganar la eternidad del cielo era necesario arrepentirse de todos los pecados cometidos en la edad de la juventud o si se había traspasado esa edad y llegado a la adulta como un pecador, este debía mostrar ante el confesor un arrepentimiento sincero.

La propuesta literaria de Maldonado Macías se endereza a leer ese poema y las cartas de Salazar como un viaje metafórico extraído del viaje real a las Indias y su vuelta sano y salvo a Madrid, su ciudad natal: “Eugenio de Salazar llega a confesar con aplomo que él solo es un sujeto al que sus propios pecados han hecho navegar en busca de la eterna salvación.” (“Estudios…, p. 215) Las cartas son también la metáfora del viaje y un aporte al léxico de la marinería: “la epístola resulta muy útil para enriquecer el empleo del lenguaje marino que ya era común en los ámbitos intelectuales, políticos y eclesiásticos de España y América.” (Ibíd.)

Antes que Maldonado Macías, ya Amado Alonso había señalado en 1953 la aportación del poeta al léxico marino en el estudio pormenorizado que realizó sobre este tema en Salazar de Alarcón: (“Estudios lingüísticos. Temas hispanoamericanos”. Madrid: Gredos, 1976, 3ª ed., pp. 52-55).

Con la seguridad en las fechas biográficas, Maldonado Macías corrige los errores de los investigadores anteriores: Salazar de Alarcón nació en 1530 en Madrid y murió en la misma villa el 16 de octubre de 1602. Estuvo en Santo Domingo de 1574 a 1579, año este último en que pasó a Guatemala, y vivió en México de 1581 a 1600. Su regreso a Madrid fue en 1600. La historia literaria debe fijar con precisión la salida de Santo Domingo y la llegada de Salazar a Guatemala, pues muchas veces la real cédula que nombraba a un funcionario tiene una fecha y su toma de posesión del cargo, otra. Había percances. Los viajes y traslados duraban mucho en aquella época.

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