En muchos países se ha abierto el debate sobre la posibilidad del matrimonio entre personas del mismo, y que éste sea amparado por las leyes y el Estado. Naciones como Alemania han legislado en favor de los derechos homosexuales y han ofrecido garantías constitucionales a esa unión.

Sin embargo, en República Dominicana, ni siquiera en la Constitución, se establecen prerrogativas encaminadas a lograr la cobertura de derecho de un matrimonio que involucre una pareja de homosexuales.

Para el activista homosexual, Juan Jiménez Coll, la Constitución de la República se contradice, según sus palabras “habla de igualdad, sin embargo, concede privilegios a los matrimonios de parejas heterosexuales, sin tomar en cuenta los homosexuales”.

“Se violenta la igualdad con no permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo”, sostiene.

Dice que la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1990, califica la homosexualidad como una orientación sexual, no una enfermedad, al tiempo que puntualiza que debería incluirse en la cédula de identidad, específicamente en el espacio referente al sexo. 

Se refiere al caso de una persona homosexual que pueda tener la opción de asentar ese dato en su documento de identificación. 

¿Qué dicen las leyes dominicanas? En el país,  la comunidad gay ha ido creciendo y aunque en la actualidad ninguna ley contempla el matrimonio entre homosexuales, tampoco hay una que lo prohíba. 

“Esto indica que se debería legislar en pro de una ley que aborde el tema y sea el resultado de una consulta popular, al tiempo que evidencie la situación actual de las personas que tienen preferencia por otros de su mismo sexo y garantice los derechos, tanto de los homosexuales como de los heterosexuales, precisa Jiménez.

 ¿Cómo viven los homosexuales en el país? La comunidad homosexual en República Dominicana tiene mucha presencia en distintos extractos sociales, incluso en los medios de comunicación. 

Cuentan con una iglesia que les acoge, La Comunidad Metropolitana, donde no existe la exclusión por preferencia sexual y además comulgan con el matrimonio igualitario o entre personas del mismo sexo. 

En cuanto  a los centros de diversión, hay discotecas, exclusivas para homosexuales y así otros lugares de la ciudad.

 Orientación sexual o enfermedad. Jiménez Coll, afirma que la homosexualidad no es una enfermedad, al tiempo que rechaza los planteamientos de algunos siquiatras quienes han dicho en varias ocasiones, que pueden curar a las personas que prefieren. 

“Nadie puede curar la homosexualidad, porque si no es una enfermedad no hay nada que curar”, enfatiza.