Tailandia. – Atrapados en los recovecos de una cueva inundada en el norte de Tailandia, los 12 niños y su entrenador de fútbol estaban tratando de cavar una salida cuando escucharon voces en la oscuridad. Su entrenador les dijo inmediatamente que guardasen silencio.
«No estábamos seguro de si era real», dijo Adul Samon, de 14 años. «Así que paramos y escuchamos. Y resultó ser real. Yo estaba sorprendido».
Ese momento cuando dos buzos británicos encontraron al equipo de fútbol desaparecido fue recordado por los niños el miércoles en su primera conferencia de prensa desde el rescate que cautivó al mundo.
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El grupo, que se veía saludable tras recuperarse en un hospital, fue recibido por aplausos de reporteros y compañeros de clases e hizo una demostración breve de sus destrezas con el balón en una cancha diminuta en la sala donde hablaron con periodistas de todo el mundo.
Los muchachos — vestidos con uniformes verdes y blancos, adornados con un jabalí rojo — el sobrenombre del equipo — abrazaron a sus amigos antes de sentarse delante de médicos y miembros del equipo de la armada tailandesa que trabajó en su rescate.
Otros que los ayudaron durante la ordalía, que terminó luego de más de dos semanas cuando fueron sacados de la cueva la semana pasada, también estaban allí. En un momento emotivo, se mostró una fotografía de Saman Kunan, el ex buzo de la armada que murió durante el rescate, y miembros del equipo mostraron su gratitud hacia él.
Uno de los niños, Chanin Vibulrungruang, se cubrió los ojos. Los niños, con edades de entre 11 y 15 años, y su entrenador de 25 años respondieron a preguntas de la prensa, incluyendo sobre lecciones aprendidas en su experiencia.
«Me siento más fuerte, tengo más paciencia, resistencia y tolerancia», dijo Mongkol Boonpiam, de 13 años. Adul dijo que la experiencia «me enseña a no vivir descuidadamente».
Varios de los niños dijeron que querían llegar a ser futbolistas profesionales, mientras que cuatro dijeron que querían emular a los héroes que los rescataron. «Quiero ser un SEAL de la armada porque quiero ayudar a otros», dijo uno de ellos.
Los médicos dijeron que los 13 estaban sanos de cuerpo y mente. Los chicos aumentaron unos 3 kilos en promedio desde que salieron de la cueva. Durante su encierro de más de dos semanas habían perdido en promedio 4 kilos.
Esta fue la primera oportunidad que los jóvenes pudieron hablar directamente con la prensa, aunque antes lo habían hecho por video. Las autoridades revisaron previamente las preguntas para asegurar que ninguna tuviera consecuencias psicológicas perjudiciales.
Les preguntaron sobre sus sensaciones en el momento que dos buzos británicos los hallaron y también sobre las circunstancias de su ingreso a la cueva y cómo es que quedaron atrapados.
Los miembros del equipo Wild Boars entraron a la cueva de Tham Luang el 23 de junio para una breve excursión luego de un entrenamiento. Pero las lluvias del monzón anegaron rápidamente los estrechos pasadizos y les bloquearon la salida. Los hallaron dos buzos británicos 10 días después, resguardados en una pequeña estancia sobre el nivel del agua, sonriendo aliviados pero visiblemente delgados.
Un equipo internacional de rescatistas con equipos de buceo y poleas sacó a los 12 niños y a su entrenador a través de los anegados pasajes en una operación que duró tres días, hasta el 10 de julio. Durante su ingreso hospitalario, algunos de los niños fueron atendidos por infecciones menores.
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