Viene una nueva profesión

Viene una nueva profesión

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Esas cestas que ustedes observan, puestas en exhibición y venta en medio de la carretera Duarte, no son una casualidad ni son para ropa sucia. Son parte del instrumental, de la parafernalia artefactual, de las herramientas necesarias, para una nueva profesión que muy pronto verán ustedes ejerciéndose en diferentes lugares públicos y de concentración de personas: los encantadores de serpientes.

Pues sí señor. Como va la cosa, y como se ve que viene, muchos nuevos oficios van a encontrar aplicación en nuestras ciudades. Y el oficio de encantador de serpientes promete ser de los más recurridos, puesto que si hay una característica que retrata a los dominicanos de cuerpo entero, es la de «comer bocas», es decir, pararse a ver qué es lo que se dice o se hace en cualquier lugar donde hay alguien diciendo algo o haciendo algo poco común.

De manera que, los encantadores de serpientes, tienen un futuro asegurado con tanto dominicano vago, mirón y asombradizo que deambula por nuestras ciudades. Porque de hecho, este es un oficio que no encontrará muchas posibilidades de desarrollo en el campo, pero en las ciudades se le asegura un éxito mayúsculo.

Las cestas son solamente una parte del instrumental. Para completar lo necesario solamente se necesita una flauta y una serpiente cobra, también conocida como aspid o serpiente de anteojos.

Pero fíjense que aunque no hay serpientes de esta especie en el país, eso no será problema, pues lo más fácil para los dominicanos es hacer adaptaciones o adaptarse ellos mismos a condiciones o situaciones. Así pues, si no tenemos cobras, fácilmente agarrarán cualquier boa, le pintará un par de ojos detrás de la cabeza, o le amarrarán un cartoncito ancho en el cuello y problema resuelto.

Como la música no es de las cosas más cultivadas en República Dominicana, en lugar de flauta no será problema que los que se dediquen a encantadores de serpientes utilicen una güira, o unas maracas, a cuyos ritmos deberán acostumbrarse las culebras utilizadas al efecto.

Lo demás será un bizcocho. Se pagará un permiso al ayuntamiento para instalarse en las esquinas y parques, por un lado, y por el otro se repartirá un porciento a dos tipos que harán de admiradores profesionales de las destrezas del encantador de serpientes. ¡Cómo se parecen a los políticos!

¿Y QUÉ ES UNA JUNTA DE REGANTES?

Los que piensen que una junta de regantes es algo así como una asociación de estudiantes para regar la basura cuando hay protestas, están equivocados.

Igualmente, aquellos que creen que una junta de regantes es cierta especie de comité de vecinos que se han «regado» por la falta de agua, por los apagones o por los altos precios de la comida, también están errados.

Una Junta de Regantes es una asociación de usuarios del agua de determinado río, usuarios que regularmente manejan el agua para usos como el reguío de siembras, la inundación de arrozales, con propósitos en la pequeña industria, para la limpieza pública y el uso cotidiano.

Las juntas de regantes han venido a sustituir la administración que tenía el Instituto Dominicano de Recursos Hidráulicos -Indrhi- (sin prescindir de su asesoría técnica), en relación con los sistemas de riego a partir de ríos. Es decir, los usuarios de los canales de riego necesitan que su administración esté centralizada en la zona donde se encuentran dichos canales, sus acometidas, sus exclusas y sus compuertas.

Por esa razón, se hace más práctico que sean las mismas comunidades usuarias del agua y de los canales que la distribuyen, las que se encarguen de su administración y mantenimiento, porque son ellas las que realmente saben cuales son sus necesidades y lo valioso del recurso que manejan.

Ojalá y hubieran juntas comunitarias para el manejo de otros tantos recursos naturales, para ir saliendo de tanto burocratismo ladrón y malversador.

SE VENDE UN RÍO

No creo que puedan leerlos en la foto, pero los letreros que aparecen a ambos lados del puente avisan de la puesta en venta del terreno que incluye al arroyo Avispa, cuyo caudal es en realidad el de un río.

El arroyo Avispa es uno de los principales afluentes del río Yuna, al que entra apenas haber pasado bajo el puente que se ve en la foto. Un bosque húmedo domina este pequeño reino que pertenece a Bonao. El puente es parte de la carretera que sube hacia Loma de Blanco y otras elevaciones de la Cordillera Central, y lleva hasta la Presa de Blanco y el Centro Ecoturístico que dirige la Federación de Campesinos Hacia el progreso. Pero volvamos a los letreros.

Fue por la Semana Santa pasada cuando caí en la cuenta de la puesta en venta. Parece que como resultado de la gran afluencia de gente durante esos días extremadamente calurosos, alguien decidió poner el sitio en venta, a ver si algún incauto cae, compra el río, y luego le cobra a los bañistas por utilizarlo. Porque no cabe otra explicación, sabiéndose que los ríos no pertenecen a nadie.

Lo más probable sea que, como ya las playas son casi todas privadas, también se piense en privatizar los ríos, de manera que la gente no pueda ni irse a la playa ni irse a los ríos, y se vean obligados -los que puedan- a asociarse a alguno de los clubes privados de los hoteles para poder tener acceso tanto a playas como a ríos.

Pero no se asombren todavía, porque falta mucho más para acabar de darle forma a este desarrollo nuestro.

AGÜITA DEL ARROYO

No vayan a pensar que ese pequeño grupo de mujeres que está abasteciéndose de agua de un arroyito lo hace monte adentro, o en una lejana población. Esto es a la orilla de la carretera Duarte, ahí, cera de Villa Altagracia, donde se han establecido decenas de casuchas construidas de cualquier manera y con cualquier material, y donde la gente se ha ido estableciendo sin el menor orden ni concierto.

Y como naturalmente no hay agua entubada, ni acueducto ni organización para ello, la gente se vale del arroyito que brota por una de sus cañadas para buscar el agua para todo uso, incluso para cocer los alimentos. La de beber, según me dijeron, la compran en botellones… pero, ¿cuando no hay para comprarla…?

Ahora, ya vienen las elecciones congresuales. Eso significa que en un par de días aparecerá alguien que prometerá en el sitio un acueducto, tuberías, llaves en todas las casas, calles, aceras, contenes y una fiesta patronal cada año, a fin de agenciarse simpatías par su partido y erigirse como regidor del sitio y luego como diputado y después como senador, etc. etc.

En tanto, ambos lados de la carretera Duarte, anteriormente protegidos por el decreto 233 de 1996 para garantizar seguridad, estética y verdor a todo lo largo, se va poblando de cualquier manera, presentando un espantoso espectáculo de degradación, desorden, falta de organización y proyección de pobreza, que es toda una declaración pública para nacionales y extranjeros.

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