Vientos favorecen a Alex Rodríguez;
creen NY debe retenerlo

Vientos favorecen a Alex Rodríguez;<BR>creen NY debe retenerlo

POR BUSTER OLNEY
Del ESPN The Magazine

Alex Rodríguez rebajó 12 libras durante la temporada muerta, y ahora se le hace más fácil atacar rectas, buscar rodados y evadir reporteros.

Durante la última semana de abril, él estaba parado en una esquina del dugout del Yankee Stadium cuando se acercó un cronista deportivo, buscando preguntar el tipo de cosas que A-Rod ahora evita.

Cuando se pegan jonrones cada seis turnos al bate, lo último que se quiere es contemplar el por qué.

Con su visión periférica, Rodríguez vio al predador con su libreta y se fue corriendo al terreno. En estos días, tiene más de todo.

Y en abril, levantó él solo los últimos vestigios de una dinastía Yankee que efectivamente terminó el 4 de noviembre del 2001, la noche que Luis González pegó un sencillo por encima de la cabeza de Derek Jeter para ganar la Serie Mundial con los Diamondbacks de Arizona.

Desde entonces, fuerzas poderosas han convergido, quizás inevitablemente, para hacer que los Yanquis dependan tanto del jugador más caro del deporte, un tipo que en octubre pasado casi fue sacado de la ciudad.

Las ironías están a la orden del día. Mientras A-Rod se convirtió en el primer jugador en disparar 14 jonrones en los primeros 18 encuentros, finalmente logrando el tipo de éxito y respeto del público que se vislumbraba cuando llegó a Nueva York hace tres años.

Mientras mejor le va a A-Rod, es más probable que opte por disolver su contrato al finalizar esta temporada.

Y más significativamente, mientras mejor juegue, más triunfos tendrán los Yanquis, lo que le permitirá al gerente general Brian Cashman mantener su trabajo y continuar la laboriosa construcción de lo que podría ser la próxima dinastía Yankee.

Todo esto está pasando mientras el nuevo Yankee Stadium está siendo levantado del otro lado de la calle 161. El palacio, que está preparado para abrir en el 2009, debe asegurar el futuro de la franquicia, para el cual, al menos hasta ahora, él tiene la llave.

En los primeros minutos luego de que Mariano Rivera perdió ese salvamento hace seis años, George Steinbrenner caminó por el clubhouse diciendo, “Habrá cambios”. Como de costumbre, El Jefe cumplió con su promesa.

En un esfuerzo por seguir ganando títulos, la organización se quedó con los mejores agentes libres de la época – Jason Giambi, Gary Sheffield, Carl Pavano – sin pensar si encajaban en el club.

Como hicieron en los 80 y principio de los 90, los Yanquis han aprendido que se pueden ganar partidos y banderines con mercenarios, pero no se construye una dinastía de esa manera.

Alex Rodríguez tiene las herramientas para formar la nueva dinastía. Queda por ver si él se queda.

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