Vigilancia, temores y protestas alteran la calma en la capital argentina

Vigilancia, temores y protestas alteran la calma en la capital argentina

 BUENOS AIRES, Nov 3 (AFP) – Controles de seguridad reforzados, múltiples expresiones de protesta y un toque de paranoia entre usuarios y trabajadores del Subte (metro), alteraban la calma en Buenos Aires este jueves ante la inminente llegada a Argentina del presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

   Los mensajes de protesta por la visita del norteamericano proliferaron en los últimos días en pronunciamientos de decenas de organizaciones políticas, sindicales, sociales y hasta religiosas, y en carteles y leyendas en las paredes, preparando el clima para las huelgas y actos «anti-Bush» anunciados para el viernes.

   Un grupo de manifestantes pintó este jueves «Fuera Bush de la Argentina. Fuera yanquis asesinos», en los frentes de las sucursales del Citibank y el Bank Boston de la ciudad de Tigre (periferia norte), en uno más de los actos callejeros que esta semana brotaron en la extensa área metropolitana argentina.

   En este caso, la policía impidió que los manifestantes dejaran sus marcas también en la casa de alquiler de películas Blockbuster y en la casa de comidas rápidas McDonald’s, blancos frecuentes de estas demostraciones.

   Un severo dispositivo de vigilancia rodeaba las operaciones en el aeropuerto internacional de Ezeiza, próximo a la capital argentina, en el cual varios presidentes debían hacer escala en su viaje a Mar del Plata (400 km. al sur), sede de las deliberaciones.

   Se esperaba, entre otros, a los jefes de Estado de Nicaragua, Honduras, Haití y Bolivia, quienes tenían previsto trasbordar a aparatos más pequeños, capaces de descender en el aeropuerto de la ciudad balnearia.

   Fuentes de la aeroestación advirtieron que «los controles se cuadruplicaron y son exhaustivos, tanto en personas como en vehículos», por lo que las demoras se hicieron considerables.

   El sistema reforzado de seguridad incluyó un primer puesto de control en la única ruta de acceso, a unos cuatro kilómetros de la aeroestación, donde se generaron filas de vehículos de hasta 500 metros.

   Las autoridades recomendaron que «la menor cantidad posible» de personas vayan a despedir o recibir a los viajeros internacionales para evitar las aglomeraciones.

   En tanto, en la ciudad, el metro funcionaba este jueves en forma irregular, con servicios espaciados, debido a la decisión de una parte del personal de no trabajar por temor a un atentado como los sufridos por el transporte público en Madrid en 2004 y en Londres este año.

   Tampoco fue normal la afluencia de público al habitualmente atestado servicio y, a juzgar por la pronunciada pesadez del tránsito en las principales arterias de la ciudad, no fueron pocos los usuarios habituales del metro que este jueves optaron por sus automóviles para ir a sus ocupaciones.

   La ola de advertencias anónimas que circularon por Internet sobre el riesgo de atentados y que el personal invocó para negarse a trabajar mientras dure la Cumbre de las Américas, «es una cuestión que ha sido abordada por el propio gobierno nacional, no por la empresa», dijo Lucila Maldonado, portavoz de la empresa Metrovías.

   De todos modos, precisó que «Metrovías dispone de un sistema de cámaras de vigilancia, de evacuación ante catástrofes y contra incendios que está permanentemente activo».

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