Vigilan las rabietas del volcán 

Vigilan las rabietas del volcán 

Tungurahua
RUNTÚN (Ecuador),EFE
Carlos Sánchez, un ex militar y campesino ecuatoriano, ha cambiado radicalmente su vida tras instalarse en el cerro de Runtún (centro andino del país) y convertirse en el vigilante de las rabietas del Tungurahua, un volcán que en estos días le quita el sueño porque “está bravo.

   Sánchez es uno de los 30 vigías de la Defensa (Protección) Civil, que hacen su labor en los alrededores del Tungurahua, pero es el único que vive en el cerro de Runtún, en el este del volcán y a 2,5 kilómetros del cráter.

El vigía, que la próxima semana cumplirá 66 años de edad, pudo construirse una modesta casita en Runtún, en un terreno de su propiedad, donde ha permitido la instalación de los equipos de vigilancia científica que observan el interior del coloso.

Un rancho y una casa de madera construida en un árbol son sus otras propiedades, modestas como él, pero que se levantan implacables ante el rugir del volcán.

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