CARTAGENA, Colombia, (AFP).- Sin lograr acuerdos definitivos en una sola de las 23 mesas del Tratado de Libre Comercio (TLC) que negocian Colombia, Ecuador y Perú con Estados Unidos, culminó la VII ronda de deliberaciones en el puerto caribeño de Cartagena, causando preocupación a empresarios y negociadores.
A pesar de que la ronda que se inició en el puerto colombiano el pasado lunes, se vislumbraba como definitiva en las aspiraciones de los andinos de llegar a la firma del Tratado, a más tardar en marzo próximo, el balance al término de seis jornadas dejó más inquietud y preocupación que celebraciones.
Y si bien el panorama de la negociación en lo comercial se presenta complejo y difícil, según empresarios consultados, en lo político la prolongación del cronograma acordado en mayo pasado al instalar las conversaciones, no es más alentador, por la proximidad de la agenda electoral en los países andinos.
La VII ronda de negociaciones del TLC comenzó con optimismo y el convencimiento del jefe negociador colombiano, Hernando José Gómez, de que al término de la misma se estaría reportando decisiones en las mesas de asuntos institucionales, normas de origen, competencias y telecomunicaciones.
Pero finalmente en ninguno de esos temas hubo acuerdo, e incluso en materia de telecomunicaciones, Estados Unidos trajo a la mesa temas que ya habían sido superados, como la inclusión de la telefonía móvil en el Tratado, lo que llevó a los negociadores colombianos a retirarse de las conversaciones.
De igual forma ocurrió con el interés de Estados Unidos para que los andinos desgraven el ingreso de ropa usada desde ese país, tema que ha sido rechazado tajantemente por los jefes negociadores, y que en la conferencia de prensa al término oficial de la ronda, mereció sendas advertencias de los voceros de Ecuador y Perú.
A lo largo de las jornadas de la ronda de Cartagena, empresarios, industriales, comerciantes, e incluso miembros de los equipos negociadores que pidieron reserva de sus nombres, se quejaron de lo que llamaron la apatía de Estados Unidos para decidir o comprometerse con las propuestas andinas.
Esos comentarios se hicieron palpables el pasado viernes, cuando el peruano Cristian Espinosa, advirtió en conferencia de prensa que tras haber superado la fase de las presentaciones y la explicación de sensibilidades, tenemos que comenzar a tomar decisiones.
En agricultura entramos en una nueva fase, pues si bien encontramos un grado de receptividad interesante por parte de Estados Unidos, no podría decir que hemos encontrado un grado adecuado para tomar decisiones que son necesarias en el proceso, advirtió el negociador peruano.
En ese mismo sentido, Pablo de la Flor, de Perú, demandó definiciones y resoluciones claras que permitan avanzar en el proceso negociador.
En consecuencia, la lenta marcha de la negociación, la falta de acuerdos en la mayoría de los temas, el casi nulo avance en otras áreas, llevaron a los negociadores a prorrogar en al menos dos rondas más el cronograma de conversaciones.
Así pues, a partir del 14 de marzo se reunirán en Washington las mesas que tratan los asuntos de inversión, textiles, revisión de anexos de las medidas de servicios, reglas de origen y propiedad intelectual.
Paralelamente, los equipos de Colombia, Ecuador y Perú sostendrán encuentros bilaterales con los funcionarios de Estados Unidos, para continuar negociando el tema agrícola.
El 9 y 10 de marzo se reunirán en Washington los delegados peruanos y estadounidenses; los días 16 y 17 el equipo ecuatoriano, y entre el 21 y el 22 el encuentro corresponderá a los negociadores colombianos.
Una novena ronda tendrá lugar a partir del 18 de abril en Perú, y luego se retornaría a Washington para la firma del eventual acuerdo.