Tuve el honor de conocer sobre “Memoria tremens”, la más reciente novela de Marcio Veloz Maggiolo cuando era solo un proyecto y el privilegio de leerla cuando dejó de serlo y se convirtió en una realidad. Sin embargo, hubieron de pasar dos años después que don Marcio, cual cuidadoso orfebre, volvió sobre ella una y otra vez, hasta que, como producto perfectamente acabado, fue puesta en circulación el pasado día 13, cuando precisamente ¿feliz coincidencia?, don Marcio cumplió sus 73 años de fructífera existencia.

La Quinta Dominica fue el escenario escogido para tan especial ocasión y aunque esa noche las represas del cielo se vaciaron y volcaron sobre la ciudad miles de toneladas de agua, sus salones se vieron colmados de un público selecto de amigos y admiradores que quisieron acompañar a don Marcio en tan importante acontecimiento.

En el acto, conducido por doña Norma Santana de Veloz, fue leído un trozo de la obra por Dulce Elvira de los Santos, de la Biblioteca Infantil y Juvenil República Dominicana, y se llevó a cabo un conversatorio entre el autor y Ruth Herrera, directora en el país de Alfaguara, la casa editora.

Durante el cual se habló extensamente sobre la novela. Ya al final, como es costumbre, varias personas del público cambiaron impresiones con el autor con preguntas y observaciones sobre la obra.

Y ahora a la novela

“Memoria tremens” es una continuación de la saga de Villa Francisca, el barrio de los amores de Veloz Maggiolo, protagonista principal y escenario de muchas de sus novelas (“Ritos de cabaret”, “Materia prima”, “Uña y carne”) así como de cientos de artículos publicados en la prensa escrita a través de los años.

El autor  hace saber que los personajes son de ficción, que son evocaciones de una memoria vicaria, ajena, que no le pertenece.

A pesar de ello hay uno, como la niña serpiente, que sí existió y que se presentaba en parques y teatros de la ciudad con sus bailes y contorsiones y cuyo nombre artístico era La Kirinowa.

Yo la vi actuar en el antiguo cine-teatro Julia y creo recordar que formaba parte de un grupo que conducía el humorista Paco Escribano.

Otros personajes, aunque inventados por lo menos en sus nombres, son para mí muy reales, porque ¿en qué barrio de la capital de ese entonces no existió un ciego, alguien que contara cosas sobre su vida, la mayor parte de las veces inventadas? ¿Cuándo no  supimos de la doña que leía barajas, tazas y vasos?

Todos fuimos niños que soñamos con el circo y, sobre todo, nos sentábamos alrededor de los mayores a oír viejos cuentos y consejos sobre piratas como Cofresí y sobre hechos de nuestra historia, como ya dije, inventados o arreglados por el narrador.

Así Matildo, el viejo ciego contador, Abdulah, el dueño del circo, la abuela Marta, que viene a ser Santa Marta la dominadora, Obdulio, el levitador, reminiscencia de unos personajes míticos que don Marcio extrajo de la memoria, miembros de la familia Castillo, luego llamados Los Volátiles, porque levitaban en el Parque Enriquillo y muy bien descritos en un artículo publicado en El Siglo de fecha 4/08/2001, son los personajes que toman vida en esta novela, sacados del diario vivir en Villa Francisca, hoy transformada en centro comercial, donde las casas de los viejos amigos ya no están, porque se han convertido, gracias al progreso, en grandes almacenes y sus amplios parqueos.

Ya el arroyo Tamayo no corre y si alguna vez lo hace, a causa de los grandes aguaceros que inundan la ciudad, no es como antes, limpio, con sus aguas transparentes, ahora lo hace lleno de basura, botellas y vasos plásticos y cuanta porquería lanzan los inconscientes vecinos.

En fin, “Memoria tremens” es una novela maravillosa, llena de magia, creada en base a una memoria falsa, inventada, tejida por historias de personajes también inventados, pero cuasi-reales; compleja y por lo tanto difícil de reseñar en apenas unas cuantas cuartillas.

Deberá de leerse con cautela, despacio, dos veces y quizás más; yo por mi parte la leí una vez y ya tengo la versión impresa, la definitiva, sobre la mesa para comenzar su lectura otra vez.

Marcio Veloz Maggiolo cumplió años el pasado día 13. Nosotros no le regalamos como se estila y debía ser; al contrario, él fue quien nos hizo un obsequio invaluable: “Memoria tremens”.

Ojalá siga cumpliendo muchos años más y que en cada cumpleaños nos siga haciendo esta clase de regalos. ¡Feliz cumpleaños, don Marcio!

En síntesis

Marcio Veloz Maggiolo (1936)

Es novelista, poeta y ensayista; Premio Nacional de Literatura 1996 por el conjunto de su obra, y ha ganado cuatro veces el Premio Nacional de Novela (la primera vez en 1962) y en sendas ocasiones el Premio Nacional de Cuento y el de Poesía. Ha publicado numerosas novelas, entre las más recientes figuran la reedición por Alfaguara de su novela “Materia prima” (2006), “El hombre acordeón” (2003) y “La mosca soldado”, finalista en 2004 del Premio José Manuel Lara de España y ganadora en 2006 del Premio José María Arguedas de Narrativa de Casa de las Américas, en Cuba. En literatura infantil y juvenil, su relato “La verdadera historia de Aladino” ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil en 2007. Sus obras han sido traducidas al francés y al italiano. Su prolífica labor literaria ha sido combinada a lo largo de los años con su dedicación a la academia, la diplomacia, la Historia precolombina y a los estudios culturales caribeños. 

Memoria tremens

De 212 páginas

Lleva en la cubierta una ilustración de la artista de las nuevas generaciones, Nathalie Ramírez, que representa a Santa Martha la Dominadora, figura clave en la historia, vestida de los colores que la identifican y rodeada por sus serpientes. Según la reseña de contraportada, Matildo Pérez, un hombre ciego, cercano a los cien años de edad, relata su vida a Eusapia, mujer que lo visita con frecuencia y que comparte con él la condición de iniciados en el mundo esotérico. Poco a poco la trama derivará hacia las vicisitudes que marcaron la infancia de Matildo y su primer encuentro con la Niña Serpiente, quien será el amor de su vida.