Villalona adora a Julio Iglesias

Villalona adora a Julio Iglesias

POR MANUEL EDUARDO SOTO
«El Quijote» es uno de los merengues más populares con que cuenta Fernando Villalona en su repertorio. Pero no se trata de un tema más en su catálogo, sino que es en realidad un homenaje a Julio Iglesias, quien ha sido su ídolo desde niño.

Y esto lo comprobé personalmente en el Madison Square Garden de Nueva York, en la década de 1980, cuando el popular merenguero de Loma de Cabrera estaba en su apogeo y Julio era por su parte ese «cantante universal» que gustaba a todo el mundo. El empresario dominicano José Tejeda (¿y dónde estará, que no se le encuentra ni en casa de espiritistas?) fue el encargado de invitar a Fernando ese domingo en la noche para que fuera con nosotros a ver actuar a su ídolo en uno de los escenarios más emblemáticos e importantes del mundo.

Villalona llegó feliz a la puerta lateral del Madison, por donde entraban los artistas y los invitados especiales, para escuchar al cantante español que admiraba enormemente, según me confesó durante el concierto en el cual Julio hizo un recorrido por sus mayores éxitos hasta ese momento, cuando todavía no se consagraba como intérprete famoso en el idioma inglés.

Cuando Julio comenzó a entonar «Soy de aquellos que sueñan con la libertad, capitán de un velero que no tiene mar», Villalona prácticamente entró en éxtasis y nadie le pudo hablar hasta los versos finales—»es que vengo de un mundo que está más allá,/ soy Quijote de un tiempo que no tiene edad»—en medio de un aplauso ensordecedor del público que repletaba la sala.

Fernando disfrutó también el resto del programa de temas que todo el mundo tarareaba en la sala, pero ninguno de ellos le provocó la misma reacción de «Quijote», tema del cual se sentía parte porque él también lo cantaba magistralmente y aunque hace ya años que no asisto a alguna presentación del Mayimbe (su mánager, Luis Pérez, con quien hice una linda amistad cuando vivíamos en Miami, quedó de invitarme a verlo, pero dos años después todavía no cumple su promesa) me imagino que aún forma parte de su show.

Después del concierto de Julio, Villalona me dijo que nos juntáramos para ir a cenar, pero hasta el sol de hoy no se ha concretado la invitación.

«Tú sabes los problemas que tiene Fernando», me dijo otro amigo dominicano que concurrió con nosotros al Madison y que sabía que el merenguero dominicano no concurriría a la cita. «Se le olvidan muy pronto las cosas por eso».

Sin embargo, las pocas ocasiones en que me he encontrado con Villalona—una en Miami y otra en una fiesta en que se anunciaba su actuación en el Festival Presidente, donde era la figura estelar del elenco dominicano—ha sido muy amable y se ha acordado del largo camino que hemos recorrido juntos: él como cantante y yo como periodista.

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