Pese a sus indiscutibles e inocultables logros tanto en el plano nacional como internacional, Vinicio Muñoz confiesa que no cambia su vida de hoy por la fama de ayer.
Considerado por muchos aficionados y especialistas de la disciplina como el mejor jugador del baloncesto del Distrito Nacional de todos los tiempos, La Pantera, como también se le apoda, sostiene que vive el mejor momento de su vida.
“Conocí a Dios y es lo más importante que le ha pasado a mi vida”, confiesa.
Destaca que su hijo más querido es un programa que ha creado con el nombre de “Un Canasto para Cristo”, con el cual recorre el país, llevando “la palabra de Dios”.
“No cambio mi vida de ahora por la de antes”, insiste Vinicio, el mismo que formó parte de la selección nacional de baloncesto por 20 años, con la que recorrió gran parte del mundo representando a su República Dominicana.
“El Canguro”, otro de los apodos con que se le conoce, tiene entre sus méritos haber participado en 26 temporadas del torneo de baloncesto superior del Distrito Nacional, en la época dorada de este evento y en cuatro ocasiones fue designado como el Jugador Más Valioso.
Es el líder en puntos de todos los tiempos del bakset distrital, con 7,107 y también comanda el renglón de rebotes, con 2,447.
Su calidad como jugador de baloncesto lo llevó a reforzar en los torneos de otras nacionales, como Brasil, Panamá, Colombia, Venezuela y el Salvador.
“Conocer a Dios ha sido más importante, incluso, que llegar al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano”, agrega.
Paso por la selección nacional. Vinicio hizo su debut en la selección absoluta de baloncesto de la República Dominicana en el Centrobasket 1975, celebrado en Santo Domingo, República Dominicana.
En este torneo, Vinicio y la selección finalizaron en cuarto lugar, con el récord general de 7 ganados y 3 perdidos.
Ayudó a la selección a ganar su primer Centrobasket en el año 1977 en Panamá y, de pasado, clasificar al mundial de la disciplina y al año siguiente, ganó la medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín 1978.
Ese mismo año, Muñoz y la selección hicieron historia al participar por primera vez en un Mundial, celebrado en Filipinas.
Vinicio sumó una medalla más a su historial de logros después de conseguir la plata en el Centrobasket de 1995, siendo ésta la última competición internacional en la que participó con el plantel nacional.
En el 2017, producto de lo que ha representado Muñoz para la República Dominicana, la Liga Nacional de Baloncesto (LNB) decidió dedicarle su torneo
La familia. Muñoz valora positivamente el rol de la familia en el éxito de la carrera de cualquier atleta.
“Y en el mío, la familia ha sido clave”, agrega.
El ex astro el baloncesto dominicano está casado con Mayra Castillo y tiene tres hijos: Harol, de 38 años; Kaisy, de 35 y Laura, de 28.
“Estos hijos me han dado cuatro nietos”, dice.
El nativo de Bameso hasta hace poco tiempo se mantenía jugando en un liga de “viejas glorias’ llamada “Fimba”, donde compartía equipo con otras ex estrellas del baloncesto de su época, como Hugo Cabrera, Manolo Prince, Kenny Jones, Frank Prats y otras figuras que hicieron historia en los años de las décadas del 70 y 80.

De igual forma, Muñoz se dedica a enseñar niños de 7 años en adelante a la práctica del baloncesto en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.
Dirige, además, junto a su esposa, el proyecto llamado «un Canasto para Cristo».

Vinicio Muñoz es considerado por muchos como el más grande baloncetista en el basket distrital en toda su historia.
Una situación que le preocupaba a Muñoz es el avanzado estado de deterioro en que se encontraba el Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto, al que considera como “su segunda casa”. “Se me ha informado que lo están reparando y esa es una buena noticia, porque el baloncesto le ha dado mucho al país y lo menos que merece es una buena casa”, dijo.