Vinoterapia, cura los males del alma… y del cuerpo

Vinoterapia, cura los males del alma… y del cuerpo

Se podría pensar que es un tratamiento psicológico para los adictos al buen beber, pero, en realidad, la vinoterapia es el último grito en materia de curas de belleza. Además de rejuvenecer, el sopor de un gran tonel de hidromasaje con toques de vinos famosos como Chianti, Lambrusco, Cabernet o Merlot, provoca una sensación de relax incomparable.

Si Penélope y Cleopatra, según la leyenda, tomaban baños de leche para embellecerse y mantener la piel hidratada y sedosa, bien puede ser ahora el turno del vino, varias de cuyas cualidades curativas para el alma y el cuerpo, a decir de los expertos, ya se conocían en la época de los romanos.

Son sabidas las recomendaciones de algunos médicos en cuanto a que un vaso de vino tinto al día ayuda al sistema cardiocirculatorio, pero, según los expertos, los granos de uva contienen además polifenoles y vitaminas que combaten el envejecimiento y elementos hidratantes que contribuyen a que la piel se mantenga joven y elástica.

La vinoterapia consiste en una serie de tratamientos, para los que se utilizan distintos tipos de uva, de mostos, de vinos o de aceites derivados de la uva, que tienen la virtud, entre otras cosas, de reducir el abdómen, afirmar los glúteos, rejuvenecer los músculos y la piel y tonificar el seno.

Pero se le atribuyen también cualidades para la relajación, mediante masajes con pulpa de uva fresca y aceites esenciales, o con vinos Sauvignon o Merlot. Mientras un masaje con vino Cabernet permitiría liberar la piel de las células muertas, otro a base de Lambrusco le daría vitalidad mediante el suministro de sustancias minerales.

Hay quien asegura que una máscara con extractos de uva u otra al aceite de semillas de uva reduce las arrugas, mientras otros afirman que para la circulación no hay nada mejor que un hidromasaje con extractos de uva y sales biológicas.

Los más osados, y en estos los italianos están a la vanguardia ya que lo practican en varios centros de belleza y hoteles de campaña, dicen que no existe mejor cura contra el estrés que el hidromasaje con agua termal y vino tinto y los masajes con vino caliente y extractos de semillas de uva.

Aunque los inventores de los centros de vinoterapia fueron dos franceses, Mathilde Cathiard y Bertrand Thomas, que inauguraron el primer establecimiento cerca de Bordeaux -la tierra del famoso vino francés del mismo nombre- las beauty farms o «granjas de belleza» que incluyen tratamientos de vinoterapia se difundieron rápidamente en Italia.

En un país donde mujeres y hombres gastan varios miles de euros al año en productos de perfumería y en el cuidado del cuerpo, los italianos han sabido adaptar las «granjas de belleza» a los recursos locales, como las aguas termales tan difundidas en la península y los vinos más característicos, como el Lambrusco o el Sangiovese, éste último componente principal del vino Chianti.

Así por ejemplo, en la región de Emilia Romagna (centro este del país) -tierra del vino tinto Lambrusco- en la termas de Salvarola se combinan las aguas termales con los masajes de uva Lambrusco apenas cultivada y se hacen aplicaciones de mosto fresco de Trebbiano (otro vino).

En Toscana (centro del país), más precisamente en la zona denominada Chianti, algunos hoteles ofrecen la vinoterapia como complemento de una estadía en contacto con la naturaleza, pero esta vez usando agua gasificada mezclada con vino Sangiovese para un hidromasaje relajante.

En el norte de Italia, en la región de Valle de Aosta, se ofrecen inmersiones en una bañera de bronce con agua mineral, vinos, especias y hierbas de montaña.

En la isla de Ischia, frente a Nápoles y rodeada del azul intenso del mar Tirreno, la vinoterapia se armoniza con productos de esas tierras, por lo que el hidromasaje de agua termal con extracto de uva negra y sales marinas se combina con un fango al vino tinto de la isla.

Entre terapia y terapia, claro está, se matiza con un buen rato de conversación mirando el paisaje de colinas aterciopeladas y campos cultivados o de olas rompiéndose en mil encajes, según las regiones, y una copa de vino tinto o de un espumoso para endulzar el alma.

Establecimientos que practican la vinoterapia hay para todos los gustos y en casi todas las regiones de Italia, país que por lo demás es el principal exportador de vinos del mundo y cuya producción representa el 21 por ciento de la producción mundial y el 34 por ciento de la europea, gracias a 800.000 bodegas, principalmente en las regiones de Toscana, Piemonte, Veneto y Sicilia.

¿Y los costos de una vinoterapia? Entre 200 y 500 euros por persona y por fin de semana. Como en el restaurante, todo depende del vino que se elija… y de la cantidad de botellas, es decir, de la cantidad de tratamientos previstos. (dpa)

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