¿Violación a OMC y a los acuerdos?

¿Violación a OMC y a los acuerdos?

CLAUDIA L. MEJÍA-RICART A.
La semana pasada la Asamblea Nacional abrió sus puertas a la visitas públicas sobre la Reforma Fiscal que tanto se requiere. La mayor preocupación expuesta fue la referente al arancel de un 25% sobre las bebidas gaseosas que utilizan sirope de maíz de alto contenido de fructosa.

Todos los exponentes allí presentes, a excepción de las empresas americanas establecidas en el país representadas en la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AMCHAM) y la Asociación Dominicana de Zonas Francas (ADOZONA) entendieron y presentaron las razones por la cual el impuesto era necesario, y todas las razones sociales, laborales y económicas que indican que esta medida sería positiva para los productores de caña, azúcar y sus empleados. No obstante, nuestra observación va justa sobre la «razones de peso» que los contrarios a la propuesta utilizaron. Tanto la AMCHAM como ADOZONA insistieron en decir, que la imposición de este impuesto era violatorio a las normas establecidas por la Organización Mundial del Comercio, y que el impuesto violaría el acuerdo recién firmado. Sin embargo, en ninguna de las publicaciones y cartas públicas presentadas se especifica que normas se violentarían en cada uno de los casos; el motivo más obvio, es que esa aceptación no es cierta en ninguno de los dos casos. Los alegatos presentados son copiados verbatum de la nota de prensa que el Departamento de Comercio de los Estados Unidos (USTR) hizo pública a raíz de la llamada telefónica de un patriota, ex funcionario gubernamental.

La jurisprudencia OMC nunca se ha pronunciado respecto a este tema, y solo la OMC luego de someterse este conflicto a un panel de solución de controversias tendría la potestad de decidir si la norma es o no violatoria de las normas, tomando en cuenta, que nuestro arancel consolidado es de un 40%, lo que indica que tenemos la potestad de aumentar nuestros aranceles hasta este monto. Respecto a la violación del recién firmado Tratado de Libre Comercio DRCAFTA en los Estados Unidos de América, tampoco sería violatorio, porque de ratificarse el acuerdo, lo importante sería incorporar el contenido de sirope de maíz utilizado en la elaboración de bebidas gaseosas, dentro de la cuota cedida a esta nación, la cual entraría bajo las condiciones libre de arancel que en el se establecieron.

No es necesario ser un genio para saber que los remedios comerciales son aceptados en la OMC, y que la búsqueda de las violaciones que plantean los interesados en que se elimine la posibilidad del 25% son imaginarias y manipulativas.

Vergonzoso ante esta realidad, es que sin especificar las fuentes de las «violaciones», la voz de los menos, sean escuchadas más que las de los muchos. Es una vergüenza, que los representantes dominicanos se permitan el lujo de apoyar intereses ajenos a los nacionales, tomando otra falacia por amenaza. No creemos, que en un acuerdo donde los Estados Unidos es el completo ganador comercial, se atreverían a no firmar el DRCAFTA, ni osarían a excluir a la República Dominicana; sencillamente, eso no tendría lógica comercial alguna, luego que tantos privilegios consiguieron en esa negociación.

Estamos negados a creer que quienes no escuchan ni respetan ni siquiera las imposiciones y dictámenes de la Organización Mundial del Comercio, sean quienes deben plantearnos a los dominicanos el cumplimiento de estas normas.

República Dominicana ha hecho grandes esfuerzos para adecuarse y respetar los estamentos firmados en el 1994, muy a pesar de lo poco convenientes que han sido para muchos sectores dominicanos. Los Estados Unidos por su parte, se da el lujo de auto decidir qué normas aplicará y cuáles no, cuales decisiones OMC respetará o no, a pesar de pertenecer al organismo multilateral, e incentivar al resto del planeta a respetar.

En una nación que es capaz de imponer multas incluso extraterritorialmente a entidades comerciales no estadounidenses por violentar leyes internas suyas que no le conciernen al resto del mundo, y que no tienen porque seguir porque legalmente no les abarcan.

En algún momento entenderemos el juego comercial; mientras, escucharemos y complaceremos las presiones que nos planteen nuestros socios comerciales para cada día cederles más y mayores ventajas en nuestros mercados a favor de sus productores y productos.

Ya nos mostrará en algún momento la historia las consecuencias de ser «candil de la calle y oscuridad de la casa».

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