No solo en los sectores exclusivos del polígono central de Santo Domingo los constructores violan las normas elementales de respeto a los espacios públicos, la práctica se extiende  a barrios de clase media donde se levantan torres y otras obras.

 Durante un recorrido las violaciones se observaron en sectores como Gascue, La Esperilla, Mirador Norte, Bella Vista, Cacicazgos, Urbanización  Real y otros donde se realizan  construcciones.

En el emblemático sector de Gascue, entre la César Nicolás Penson y la avenida Bolívar, varias obras, entre ellas dos torres, no cumplen siquiera con la colación de mallas para impedir que el polvo y materiales afecten a los vecinos.

Además, las aceras, como sucede en las calles Caonabo y Federico Henríquez y Carvajal, son ocupadas con materiales de construcción, por lo que al ciudadano no le queda otra alternativa que tirarse a las vías para caminar.

Lo mismo ocurre en la calle Féliz María del Monte, próximo a la César Nicolás Penson, donde la acera es el lugar preferido para almacenar arena y otros materiales.

Los ciudadanos tampoco pueden caminar por la acera Norte de la avenida Bolívar, en La Esperilla, entre el colegio La Salle y la Máximo Gómez, debido a que el espacio es utilizado para mezclar cemento y para el depósito de materiales.

En Bella Vista, específicamente en la avenida Sarasota con 26 de Enero, aunque se nota el interés de los constructores por limpiar las aceras, la obra no está cubierta para evitar que los materiales y el polvillo se expandan en los alrededores.

Pero la situación se repite y en la esquina de la Sarasota con Jesús Maestro, en el Mirador, donde no hay espacio para el transeúnte,  ya que la construcción de una residencia ocupa la acera por completo.

En Los Cacicazgos  y Mirador Norte, las violaciones de los espacios públicos por parte de constructores de  torres habitacionales es el pan nuestro de cada día, como lo demuestran varias en la avenida Enriquillo, entre la Privada y Caonabo.