El 2013 representa la piedra del escándalo en casos de pederastia registrados en la República Dominicana. Ese año la periodista Nuria Piera publicó un reportaje de investigación sobre los abusos sexuales que cometía el entonces nuncio apostólico Josez Wesolowiski, quien pagaba por favores sexuales a menores que buscaba en la zona del Malecón.
El sacerdote, que fue expulsado de la iglesia y procesado por abuso sexual a menores y posesión de pornografía infantil, llegó al país en enero de 2008 tras ser designado por el papa Benedicto XVI.
Para cometer sus censurables acciones Wesolowiski contaba con la complicidad del diácono Francisco Javier Occi Reyes, quien fue condenado a cinco años de prisión. Sin embargo, se le aplicó un criterio de oportunidad y le redujeron la pena, por lo que fuer liberado.
Fue apresado otra vez y condenado a cinco años por agredir sexualmente a un joven de 15 años.
Wesolowisky no fue condenado porque murió el 28 de agosto de 2015, en la habitación en la que estaba recluido en El Vaticano.
Luego de este escándalo se destapa el caso del sacerdote polaco Wojciech Gil, conocido como el (padre Alberto, acusado de abusar sexualmente de varios ), quien está acusado de abusar sexualmente de varios niños en la comunidad de Juncalito, en Santiago.
Gil tenía menores a su cuidado bajo el consentimiento de sus padres. En las investigaciones realizadas por la Fiscalía en la vivienda del exsacerdote se encontraron vídeos de pornografía infantil y prendas femeninas.
En 2015 fue condenado por un tribunal de Varsovia por los hechos cometidos en el país y por un caso similar en Polonia.
Hace 17 años (en 2005) el exidiácono Meregildo Díaz fue condenado a 20 años de prisión por su complicidad en el asesinato de los esposos Joel Alexander Díaz Sarmiento y Yaniris Ruiz Sánchez, de 21 y 20 años, respectivamente.
El autor del crimen, el sargento del Ejército Valentín Vicioso de Jesús, recibió una condena de 30 años.
De acuerdo con el expediente acusatorio, Díaz mantenía una relación homosexual con Díaz Sarmiento, quien lo extorsionaba a cambio de guardar silencio.
El plan orquestado por el el exdiácono, que pertenecía a la orden de los Capuchinos y era director del Centro Infantil de Hainamosa, incluyó el traslado de los jóvenes hacia una zona ubicada en Azua, donde fueron asesinados.
Según las declaraciones del exsargento Vicioso de Jesús, tras disparar a la joven pareja sus cadáveres fueron colocados en dos tanques y fueron incendiados.