Lo que debió ser una fiesta se convirtió en una gran tragedia para una niña que el pasado lunes cumplió sus 15 años y para su hermana, de 13, pues ambas fueron violadas por tres hombres que, encapuchados y armados de pistolas, penetraron a su hogar, en la calle Interior F, en el empobrecido sector de Gualey, en el Distrito Nacional.
Hoy, Tania Sosa, madre de las adolescentes, quienes cursan el primero de bachillerato y el séptimo de la primaria, no cesa de llorar y sus ojos, hinchados y rojizos, muestran el sufrimiento que la embarga desde la madrugada del lunes, cuando sucedió el hecho.
Hasta ayer en horas de la tarde ninguna persona había sido detenida en torno a esta tragedia que consterna, no solamente a los vecinos del sector, sino a todo a quien ha leído o escuchado la información sobre lo ocurrido.
El hecho se produjo en medio de un apagón, lo que facilitó que los violadores pudieran cometer su fechoría bajo el manto de la oscuridad y el silencio.
Con la voz entrecortada, a Sosa se le dificulta responder a las preguntas de los periodistas. Es que, tras contar que se enteró de lo sucedido casi al instante, pues llegó de su trabajo en una discoteca minutos después, para ella el golpe ha sido demoledor, tanto a nivel espiritual como corporal.
Lo que más le indigna es la cobardía de los tres individuos, quienes cometieron sus acciones encapuchados, luego de violar una de las ventanas de la casa, por lo cual supuso que, a lo peor, eran conocidos por las menores. Yo le pido todo el mundo que me ayude, desde el Presidente, la primera dama, la justicia, la Policía, porque en 32 años que tengo viviendo en Gualey nunca había visto nada parecido, exclamó. Sosa tiene otros dos hijos, un varón de 12 y una niña de 5, que observó lo que ocurría a sus hermanas, que reciben atención en la Unidad de Atención y Prevención de la Violencia de la Procuraduría Fiscal Adjunta.
Las claves
1. El apagón
La violación a las adolescentes se produjo en medio de un apagón que facilitó la penetración de los delincuentes a la casa.
2. Los vecinos
Yolanda Vásquez y Jacqueline Vargas, vecinas, dicen que no se reponen del impacto que les causó el hecho, debido a que pese a la delincuencia que azota la zona, que se ha vuelto común, las violaciones son imperdonables. Exigen profundizar en las investigaciones para que los culpables paguen.
3. El fiscal
El fiscal José Miguel Mejía explicó que no hay nadie detenido en relación al crimen y que el jueves una multitud sedienta de justicia prácticamente ocupó el local en busca de culpables.