Violencia contra la Mujer: Una de las cabezas de la Hydra de Lerna

Violencia contra la Mujer: Una de las cabezas de la Hydra de Lerna

Una de las criaturas más simbólicas en la mitología griega es, sin duda, la Hydra de Lerna. Guardiana de una de las entradas al inframundo y derrotada por Hércules, un semi-dios. El aspecto que podemos destacar de esta criatura es la capacidad que tenía para regenerar su cabeza cada vez que le cortaban una. Aún peor, que en vez de una le salían dos cabezas más. En nuestra sociedad dicha criatura persiste de una manera simbólica en los actos antagonistas del ser humano. En este momento quiero enfocarme en una de esas cabezas igual de peligrosa que las demás.

Quitarle la vida a una persona es el peor acto que se puede infringir a un individuo, no solo porque violenta nuestra Constitución de la República Dominicana, que consagra el derecho a la vida como un derecho fundamental de primer grado, sino porque es el principal derecho que goza toda persona desde el momento de la concepción. En el feminicidio, el hombre busca eliminar todo rastro material e intelectual de la mujer. El solo saber que una mujer es autosuficiente, capaz de vivir sin el yugo del patriarcado, crecer intelectual y profesionalmente, son detonantes para el machismo que no sabe lidiar con la paridad de género del mundo actual. Por tanto, al ver que no puede llegar a competir de manera intelectual, rememora su condición física para imponerse y aplastarla de alguna manera.
La violencia en el hogar no siempre empieza de una manera física. El psicólogo clínico Pablo Nachtigall ha identificado siete (7) pilares que identifican la violencia contra la mujer antes de llegar a la agresión: 1-Celos y control excesivo; 2-Descalificación, humillación y crítica corrosiva; 3-Manipulación y presión a través de diversos medios (económicos, emocionales, vinculares); 4-Vacío e indiferencia afectiva intencional; 5-violencia y agresividad; Generar clima de amenaza e intimidación; 6-Generar clima de amenaza e intimidación; 7-Un vínculo acotado y escaso con sensación de cansancio, debilidad y falta de ganas de vivir.
En el pilar 1 encontramos una conducta de dominación del quehacer de la víctima, acompañado de un vínculo amoroso excesivo, por lo que la relación se convierte en un constante monitoreo de sus movimientos. El pilar 2, la humillación, es una de las formas más perjudiciales que tiene el agresor de minimizar a su víctima: hacerla sentir que no tiene su propio valor o que no es funcional para la sociedad. El Dr. Pablo Nachtigall, considera como una de las formas más violentas para generar el desánimo, depresión y malestar la burla y el humor irónico, cuando se ejercen recurrentemente contra la mujer, que también forman parte de este «pack”. Estamos frente a los daños psicológicos y emocionales, tan letales que el “Ser” mismo se ve afectado, poniendo en juego su existencia.
El pilar 3 se manifiesta cuando la misma víctima acepta las manifestaciones de su agresor, al grado de defenderlo ante cualquier tercero que quiera contrariar su forma de ser. Esta forma de actuación de la víctima por lo general se da por la codependencia que existe a nivel emocional o económico con su agresor. En primer lugar, las decisiones de la pareja siempre serán monopolizadas por el hombre, considerándose como algo “correcto”. Nuestro autor de referencia ha señalado: Si este hombre es violento, intentará de diversas formas sutiles o abiertas controlar a su pareja remarcándole que tiene el poder para dominar su vida. Conjuntamente, con el aspecto económico, los hijos siempre fueron las armas por excelencia que el machismo ha tenido a su favor para el sometimiento de la mujer, una forma de manipulación habitual.
La maternidad, implica uno de los más fuertes sentimientos que posee la humanidad, porque es en esta etapa donde podemos ver el verdadero sacrificio de un ser humano por otro. Pero, así como tiene su poder, es una espada de Damocles que ha sido aprovechado por el agresor interno, al utilizar a los hijos como escudo en medio de la guerra del ego y el poder. Suele ser una debilidad de la víctima, pues da su vida por proteger aquello que salió de su ser. Su vida entera representa un sacrificio, un sentimiento hermoso, pero triste al mismo tiempo, porque son situaciones que para nuestra época son escenarios que debieron ser superados.
El pilar 4 viene a ser una manifestación de indiferencia que tiene el agresor hacia su víctima. Es una violencia que se ejerce en contra de los sentimientos de la mujer hacia su pareja. El problema es que esto genera un clima «desértico emocional» (palabras del dr. Pablo Nachtigall). Al manifestarse esta conducta de indiferencia emocional, es el momento en que la mujer debe tomar las riendas de su persona y comenzar a tomar decisiones. Buscar la ayuda conjunta para superar cualquier problema que pudiere estar afectando al hombre en sus emociones. Cortar de raíz a una relación que comienza a manifestar signos de toxicidad.
Los pilares 5, 6 y 7 tienen una vinculación muy estrecha, porque representan la violencia en su máxima expresión. Cuando el agresor se manifiesta a través de ataques físicos o verbales entramos en alerta roja, toda vez que la salud física y emocional de la mujer se está viendo afectada. El dominio del “macho” se ha extendido por toda la relación. (Las reglas implícitas del vínculo amoroso, demarcan que la mujer debe satisfacer las necesidades del hombre, aun cuando esto le genere insatisfacción, dolor y malestar) . La actuación del Estado juega un papel fundamental, toda vez que, si la víctima no percibe un grado de protección por parte de la entidad llamada a ser su defensor contra toda manifestación de desigualdad, peligro y en búsqueda de la paz social, ésta se enfrascará en su hogar que es el único que manifiesta un lugar donde vivir y comer.
El Estado es el ente protector de la sociedad a través de los organismos de seguridad, que han sido habilitados por la Constitución, así como por leyes especiales en aras de hacer que se respete el orden público, social y la buena convivencia de la familia mediante políticas públicas, siendo las mismas, herramientas que se manifiestan en la sociedad para un control social. Cuando el Estado y los organismos que están llamados a protegernos comienzan a fallar o hacerse de la vista gorda, la Hydra de Lerna, criatura que definimos anteriormente, cobra cada vez más fuerza y el intento cortar la cabeza solo provoca que aparezca con mayor recurrencia. La violencia contra la mujer no puede ser atacada en la superficialidad o de manera temporal, las políticas en busca de suprimir estos actos deben ser constantes y agresivos, desde la justicia misma hasta la educación.
En esta semana, ha sido objeto de mucho debate la enseñanza de la equidad de género en las escuelas, y sobre este particular manifestaré, que la independencia de la mujer debe comenzar siendo enseñadas desde los centros educativos, tanto los niños, las niñas y los adolescentes deben entender que en el hombre y la mujer no existe pertenencia uno respecto del otro. Ambos son entes autónomos que tienen sus propias capacidades tanto a nivel material, intelectual y profesional. En estos momentos que los feminicidios, y toda forma de violencia no tienen un horizonte, sino más bien, se encuentra en un punto de inflexión. Es importante comenzar a concientizar a toda persona, empezando por los menores de edad sobre los derechos y deberes de cada individuo, el respeto de pensamientos a los demás principalmente por ser, un ser humano. Todo individuo, debe entender que vivimos en tiempos mejores, tenemos derechos igualitarios entre el hombre y la mujer, donde la mujer tiene todas las capacidades, al igual que el hombre, para dirigir el hogar sea sola o conjuntamente con su pareja.

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