Violencia-corrupción –impunidad

Violencia-corrupción –impunidad

PABLO NADAL
Las razones que se exponen para explicar la violencia son todas valederas: la pobreza, el desempleo, la falta de formación familiar, la mala educación cívica y el narcotráfico. Pero ése no es el cuadro completo, es necesario poner gran peso de dicha situación en la corrupción que desnaturaliza las instituciones y que conlleva al status de la impunidad. Que es más crecido por no decir total, mientras más alto se está en la pirámide social y económica.

Para conocer de buena fuente cómo se va construyendo la violencia es necesario la ayuda sociológica y psicológica. Tener contacto con los mismos violentos. Y descendiendo desde los gabinetes académicos y pararse en las esquinas barriales al lado de una fritura o una banca deportiva y allí oír el criterio de los mismos involucrados. Y dar fe de sus confesiones que son claras: son así porque el riesgo es poco o casi nulo frente a los frutos de asaltar, de asesinar, de secuestrar, de robar, de traficar con drogas, etc. y por el efecto de exhibición que el accionar de los ídolos que han logrado el éxito por esos caminos y los ídolos que son frutos de la corrupción a través de la política o de sistemas sofisticados económicos.

Es anotable que la mayoría de los violentos no son desnutridos ni analfabetos y tienen a su favor la protección y el cariño como corresponde a los compañeros de ruta de jefes mafiosos, políticos o de los cuerpos de seguridad pública. Simplemente se introducen por el lado flaco del Estado y la Sociedad y al menor costo. Casi aceptando una invitación.

Es una situación muy simple. Su visión: es que en nuestro país todo se puede hacer y lo prueban los periódicos, la televisión y la radio y que después no hay sanciones (mucho circo y espuma). Es un mensaje reclutador bien presentado. No es posible convivir tranquilo frente a esa realidad en una posición idealista de Cristo, de Duarte o de Don Quijote. ¿Por qué el joven, el pobre, al que la sociedad no ha amparado, no va a aprovechar la gran oportunidad de la violencia que tiene un contrapeso casi inexistente? Todos los remedios ideados o presentados para reducir la violencia son válidos, excepto la violencia del Estado, porque ésta la aumentaría más. Pero todos tienen una labor lenta y no cubrirán todo el campo necesario sino se enfrenta la gran fuente de la impunidad y la corrupción. Sanción por todo y para todos. Justicia para impartirla con el mismo rasero. Justicia incluso sobre los miembros de la Justicia. Impunidad que contamina otras facetas de la vida social con irresponsabilidad, desorden y el “dejar hacer”.

La violencia avanza y seguirá avanzando. Ya se ha roto la esperanza aquella de que éso no pasará aquí. Respuesta y clave están en hacerle frente al monstruo y apuntarle no por los cabellos sino al centro mismo de su fuerza. Y lastimosamente habrá que repetir la señalización y llamada aunque moleste a personas con la piel sensible, que la única respuesta efectiva y duradera está en el combate (no en seminarios o en propaganda política) contra la corrupción y la impunidad.

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