PARÍS. AFP. La violencia desencadenada por hinchas de fútbol, que convirtieron en batalla campal la fiesta al pie de la Torre Eiffel para celebrar el título de campeón de Francia del París Saint Germain, empaña la imagen de la capital francesa, ya degradada por el auge de los carteristas.   «Es vergonzoso y escandaloso.

Esto da una imagen terrible de Francia», estimó el ministro de Relaciones Exteriores Laurent Fabius el martes, al día siguiente de los disturbios que causaron 32 heridos y acarrearon la detención de 39 personas.

Los actos de violencia empezaron en la explanada de Trocadero, en la que se habían reunido cerca de 15.mil hinchas, y se extendieron luego a la célebre avenida turística de los Campos Elíseos, obligando a muchas tiendas y restaurantes a cerrar sus puertas.

Cerca de la Torre Eiffel, un grupo de hinchas violentos saqueó un autocar de turistas, según imágenes mostradas por la televisión.   Tras una breve aparición, los jugadores del club parisino anularon un previsto recorrido en barco por el Sena, para el cual habían invitado a sus seguidores a reunirse en los puentes de París.

«Venimos de la puerta de Clignancourt (barrio popular del norte de París), esta noche vamos a romper todo. Nos importa un rábano el fútbol», declararon a una radio el lunes por la noche algunos miembros de las «barras bravas».

La oposición de derecha pidió la dimisión del ministro del Interior, Manuel Valls, y del prefecto de policía de París, acusados de haber subestimado los riesgos.

Poco impacto previsible sobre el turismo.Comprado por Catar, el club PSG, que quiso organizar un acontecimiento en los lugares más emblemáticos de París para celebrar un título que no había obtenido desde 1994, se mostró discreto, limitándose a lamentar «una fiesta estropeada por varios cientos de vándalos». 

«Se cede quizá demasiado fácilmente a la presión de un gran club muy rico que quiere mostrar que es capaz de organizar rápidamente una demostración que es más publicitaria que fiesta verdaderamente popular», lamentó el diputado ecologista François de Rugy.

No obstante, el martes por la mañana la mayoría de los turistas que se encontraban en el sector dirigían la mirada hacia la Torre Eiffel y no hacia las vitrinas rotas.   Según Paul Roll, director de la Oficina de Turismo de París, «esos desórdenes fueron puntuales y no hay que darles más importancia de la que tienen».

«Hablamos del PSG y no del Manchester, que tiene más notoriedad internacional. No habrá impacto sobre el atractivo turístico de París, dado que esos incidentes son limitados», afirmó un analista que pidió el anonimato. 

El lunes por la noche, decenas de miles de hinchas del Manchester United desfilaron sin incidentes en su ciudad para celebrar el 20º título de campeón de su club y homenajear al entrenador Alex Ferguson, que se jubilará al terminar la temporada. 

Los disturbios del lunes por la noche se agregan a una serie de problemas que han empañado la imagen de París en los últimos meses.

El 10 de abril, los empleados del museo del Louvre se declararon en huelga sorpresivamente, exigiendo medidas de protección ante la abundancia y agresividad de los carteristas dentro del propio museo.

Unas semanas antes, la ministra de Turismo Sylvia Pinel debió intervenir para tranquilizar a los turistas chinos tras una serie de agresiones que llevaron a Pekín a expresar su «inquietud» y a pedir a París que protegiera más a sus visitantes.

El 20 de marzo, un grupo de 23 chinos que acababan de aterrizar en París fueron desvalijados por ladrones delante de un restaurante en Bourget, al norte de París. Su guía fue golpeado y le robaron una bolsa que contenía los pasaportes y una gran suma de dinero en efectivo.