Violencia de milicias Irak preocupa EEUU

Violencia de milicias Irak preocupa EEUU

WASHINGTON (AFP) – Funcionarios de Estados Unidos celebraban este domingo el gran avance hacia la formación de un gobierno permanente en Irak pero rápidamente reorientaron sus esfuerzos a su siguiente gran problema: la rampante violencia en el país.

   El presidente George W. Bush y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, saludaron la designación, el sábado, del nuevo primer ministro iraquí como un «importante hito» hacia la formación de un gobierno permanente en Irak luego de más de cuatro meses de desacuerdos.

   Pero ante la actuación sin control de las milicias chiitas y los escuadrones de la muerte en Irak, además de la enconada insurgencia sunita, ambos líderes reconocieron que hay aún mucho trabajo por hacer antes de que pensar en desactivar el cada vez más impopular operativo militar estadounidense en Irak.

   «El nuevo gobierno tiene la responsabilidad de desplegar la creciente fuerza del ejército iraquí para derrotar a los terroristas e insurgentes y controlar a las milicias», dijo Bush.

   El mandatario comentó asimismo que se había comunicado con los nuevos dirigentes iraquíes y les había dicho que tienen la responsabilidad de unir al país.

   En una visita a una base de la Marina, Bush dijo que había hablado por teléfono el domingo con el primer ministro designado Jawad al-Maliki, con el presidente Jalal Talabani y con el presidente del nuevo Congreso, Mahmud Mashhadani.

   «Tienen la responsabilidad de mejorar las vidas de los hombres y mujeres independientemente de sus creencias religiosas», expresó.

   «Tienen la responsabilidad de derrotar a los terroristas. Ellos tienen la responsabilidad de unir su país y yo creo que lo harán», dijo.

   La formación del nuevo gobierno fue un «importante hito hacia nuestra victoria en Irak», manifestó Bush.

   Rice por su lado dijo que el restablecimiento de la seguridad sigue siendo la mayor prioridad para el líder chiita Jawad al-Maliki, quien tiene la tarea de definir un gabinete en un plazo de 30 días.

   Las milicias, la creciente violencia interconfesional y la insurgencia son el mayor obstáculo para que Estados Unidos pueda emprender la retirada progresiva de sus 130.000 tropas desplegadas en Irak, a tres años de la invasión que derrocó al ex presidente Saddam Hussein.

   Zalmay Khalilzad, el embajador estadounidense en Irak, dijo el mes pasado que mueren más iraquíes a manos de las milicias que en ataques de la insurgencia. Oficiales norteamericanos han urgido a los líderes iraquíes a que tomen medidas enérgicas para resolver este problema, pero sin éxito.

   Todavía a principios de marzo, el ministro del Interior iraquí, Bayan Jabr Solagh, decía que las milicias chiitas no representaban ninguna amenaza, pero a mediados de abril reconoció la existencia de escuadrones de la muerte.

   La jefa de la diplomacia norteamericana afirmó que la clave está en «conseguir un ministro de Interior que pueda supervisar la creación de una fuerza policial en la que el pueblo de Irak confíe, que no sea sectaria y que represente los intereses de todos los iraquíes».

   Por su lado Bush, cuya popularidad está en declive a causa de la guerra, señaló que consideraba la formación del nuevo gobierno de Irak como parte esencial de la estrategia de retirada de Estados Unidos, que se basa en el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad iraquíes.

   «El nuevo gobierno iraquí asumirá la creciente responsabilidad de la seguridad de su nación. Y a medida que más fuerzas iraquíes avancen, las fuerzas estadounidenses se retirarán», dijo.

   Rice insistió que Maliki, de 56 años, es una «figura fuerte, alguien capaz de hacer avanzar las cosas» y un acérrimo defensor de la soberanía de Irak. «Se va a tomar seriamente el concepto de un gobierno de unidad nacional», añadió.

   Maliki es el número dos del partido fundamentalista Dawa. Considerado de «línea dura», se radicó un tiempo en Siria y supuestamente tiene vínculos con el clérigo radical chiita Moqtada al-Sadr, quien dirige una de las mayores milicias de Irak.

   Cuando Maliki propuso, como solución al problema de las milicias, fusionarlas con el ejército iraquí, Rice respondió con cautela que el tema debía ser discutido «más en detalle».

   Pero ahora que se formó gobierno en Irak, la seguridad en ese país asiático no resta como el único problema del gobierno de Bush. Otras tareas importantes, según dijeron tanto el presidente estadounidense como Rice, son la construcción de infraestructuras para proveer servicios esenciales, el mantenimiento de la producción petrolera y el combate al desempleo.

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