BAGDAD (AFP).- Diecisiete personas murieron el miércoles en distintos actos de violencia en Irak, 13 de ellas en combates entre rebeldes y Marines estadounidenses en la ciudad sunita de Ramadi, mientras Washington anunciaba un aumento de los gastos destinados a afrontar la creciente inseguridad.

Por otra arte, soldados estadounidenses hallaron los cadáveres decapitados y las cabezas de tres personas, al parecer iraquíes, al norte de Bagdad, informaron fuentes militares estadounidenses.

Doce personas murieron y otras 17 resultaron heridas en enfrentamientos entre insurgentes y Marines en la ciudad sunita de Ramadi, a 100 km al oeste de Bagdad, según el ministerio iraquí de Salud. Otra persona pereció en una explosión.

Según el ejército norteamericano, unos Marines establecidos en Ramadi fueron blanco de disparos de rebeldes el miércoles hacia las 07H30 locales (03H30 GMT). «Ningún soldado resultó herido y los Marines respondieron con artillería a estos disparos», declaró.

En Esauira, a 40 km al sur de Bagdad, un guardia nacional iraquí y un civil murieron y otras diez personas resultaron heridas al explotar un coche bomba contra un retén de la Guardia Nacional, según el ministerio del Interior.

En el norte, dos obreros de la construcción que trabajaban para el ejército estadounidense fueron asesinados a balazos por unos desconocidos al sur de la ciudad petrolera de Kirkuk, según la policía. «Unos hombres armados abatieron a los dos obreros que se dirigían en un vehículo a su trabajo en la zona de Rahim», declaró a la AFP el comandante Salam Abdel Kader.

En Baaquba, a 60 km al norte de Bagdad, cuatro policías y un civil iraquíes fueron heridos al estallar una bomba artesanal al paso del vehículo policial.

Entre tanto, se revisó el balance oficial del atentado cometido con un coche bomba el martes frente al cuartel general de la policía en Bagdad, que aumentó de 47 a 49 muertos y de 114 a 131 heridos.

Por su parte, el ejército estadounidense anunció la muerte de un Marine el martes en una operación en la provincia occidental de Al Anbar, foco de insurrección sunita. Antes de esta muerte, el Pentágono daba la cifra de 1.018 militares norteamericanos muertos en Irak desde marzo de 2003.

En Teherán, el gobierno anunció que un empleado de la organización iraní de las peregrinaciones fue «asesinado» cerca de la ciudad santa chiíta de Kerbala, en el centro de Irak.

En el norte de Irak, el incendio que arrasó el martes un oleoducto estratégico que fue saboteado por rebeldes estaba ya controlado pero pasarán «entre tres días y una semana» antes de que se reanuden las exportaciones, según la Compañía del Petróleo del Norte.

Frente a la intensificación de la violencia que ya ha costado la vida a unas 350 personas desde principios de septiembre, Estados Unidos, por recomendación de su embajador en Bagdad John Negroponte, anunció su intención de transferir unos 3.400 millones de dólares de ayuda a la reconstrucción, de los 18.400 millones previstos, para gastos vinculados sobre todo a la seguridad.

Estos fondos permitirán alistar y formar a unos 35.000 policías iraquíes, 16.000 guardias fronterizos y 20 brigadas más de la Guardia Nacional, más de 70.000 hombres en total, según el subsecretario de Estado encargado de asuntos políticos, Marc Grossman.

Australia afirmó que ha localizado a los 225 civiles australianos de cuya presencia en Irak tiene noticias y que se encuentran sanos y salvos, 48 horas después de que un grupo islamista asegurara que había secuestrado a dos australianos y amenazara con matarlos.

Por otro lado, el ejército estadounidenses pidió disculpas por la muerte de Mazen al Tomaizi, un periodista palestino que trabajaba para los canales árabes de televisión Al Arabiya y Al Ejbariya, muerto el domingo por disparos cuando cubría enfrentamientos en Bagdad.

En Bagdad, decenas de personas se manifestaron bajo fuerte protección policial para reclamar la liberación de dos cooperantes italianas y dos periodistas franceses secuestrados en Irak.