Violencia en Santiago y en todo el país

Violencia en Santiago y en todo el país

He expresado en varias ocasiones que no hay en nuestro país una sola familia en la que alguno de sus miembros  no haya recibido el impacto negativo de la violencia o el desorden que impera por la falta de seguridad,  que no solo trastorna el desenvolvimiento normal de las actividades a quienes la reciben y sus relacionados, sino  que igualmente atenta contra la sociedad en su conjunto.

Asaltos, robos, ultrajes, secuestros se registran en todos los lugares, algunos destacados por  la importancia de los hechos y los afectados; otros  reseñados como noticias rutinarias,  y muchos que se cometen a diario en los distintos barrios y localidades sin que se conozcan públicamente, queriéndose convertir  lamentablemente en parte del diario vivir.

Esa situación se está agravando de manera tan alarmante y son tan numerosos los casos que se registran, que para muchos ni siquiera producen  asombro e incluso hay organismos  que  los están considerando de forma aberrante, como normales dentro de un proceso de desarrollo.Hay instituciones incluso del orden  que ya no le dan la importancia que merece, al hecho de que los  ciudadanos no puedan andar libremente sin estar expuestos a  asaltos, porque son tantas las querellas que ya no saben qué hacer. Pareciera como si nos estuviéramos  convirtiendo en una selva sin dolientes, donde además de corrupción, los robos y los asaltos ocurren a todas horas y en todos los lugares.Pero lo que le sucedió en Santiago al hijo del distinguido y apreciado amigo Negro Veras, no solo constituye un repudiable atentado a la vida de un ciudadano producto de la situación de descomposición social y moral que nos afecta,  sino que además pudiera constituirse en un atentado al libre ejercicio profesional, sobre todo del área judicial, y a eso hay que ponerle mucha atención.Si además de la situación de intranquilidad que se vive en casi todos los sectores, que mantiene a padres e hijos en zozobra permanente, se le añade un nuevo elemento que tenga como objetivo interferir o  amenazar a los que de alguna forma participan en los conflictos judiciales que se conocen en los tribunales, podríamos estar arribando a una situación extremadamente peligrosa.Si los abogados y auxiliares de la justicia no tuviesen absoluta libertad para actuar en sus respectivas áreas de acuerdo a lo que consideren conveniente para sus representados,   ya no solo no habría libertad de vivir sin peligro, sino que nos estarían empujando a desechar vías judiciales o, mejor dicho, a procurar determinados canales de defensa, so pena de que alguien pueda correr riesgo.

Permitir que se cometan impunemente actos de esa naturaleza, no importa bajo qué alegato, sería aceptar que la delincuencia se ha impuesto como forma de vida, y lo que está viviendo la familia Veras, debemos  verlo como si fuera a nuestros propios hijos.

El país no puede soportar una situación como esa.

Hay que frenar la delincuencia. 

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