Violencia homicida epidémica

Violencia homicida epidémica

Desde los tiempos antiguos la especie humana ha venido desarrollando el hábito de registrar en el tiempo la ocurrencia  de hechos tanto naturales como sociales. Esa memoria histórica sirve de referente para predecir actos futuros con un aceptable índice de certeza y precisión.

El registro de los procedimientos de autopsias permite saber de forma científica la causa y los mecanismos mediante los cuales las personas pierden la vida a diario, semanal, mensual y anualmente. El Instituto Nacional de Patología Forense realizó 1,576 necropsias en el año 2007; en el 2008 se hicieron 1,685 estudios post-mortem y en el 2,009 se llevaron a cabo otras 1,657 autopsias. Ello nos da una media de 1,639 cadáveres analizados cada doce meses.

Del estudio minucioso de cada uno de esos cuerpos unánimes se derivan importantes y útiles conclusiones que podrían servir de mucho provecho para la salud y el bienestar del  pueblo dominicano. Veamos un ejemplo: de un total de 4,918 necropsias completadas tenemos que 3,475 fueron muertes violentas, lo cual representa un 71%, el resto 29% corresponde a muertes naturales. Más interesante todavía es saber que de las 3,475 defunciones no naturales unas 2,740 fueron casos de homicidio, lo que significa un 79% del universo violento. De estos 2,740 homicidios tenemos que 2,189 fueron provocados por armas de fuego, lo que nos arroja la escalofriante cifra de un 80%. En términos sencillos podemos concluir que ocho de cada diez homicidios acaecidos en el territorio dominicano tienen como instrumento causal un arma de fuego. Pero lo más alarmante es que muchos de esos homicidios por armas de fuego son el producto de los denominados intercambios con fuerzas policiales. La inmensa mayoría de las víctimas corresponde a jóvenes masculinos provenientes de los estratos más humildes de la sociedad.

Tal y como lo evidencia la casuística del trienio, aún no hemos iniciado un significativo descenso en nuestra tasa de mortalidad violenta. En un enjundioso y ponderado estudio llevado a cabo por la Secretaría de Estado de Economía, Planificación y Desarrollo titulado “Seguridad Ciudadana en la República Dominicana, desafíos y propuestas de política” realizado por Leopoldo Artiles, de la Unidad Asesora de Análisis Económico y Social de dicha Secretaría se advierte que el plan de seguridad no puede reducirse a la contención de la delincuencia mediante la  fuerza  policial, sino que hay que hacer énfasis en políticas sociales que fomenten la prevención del delito. 

Asevera que la represión policial, además de vulnerar los imperativos del Estado de derecho en una nación democrática, no disminuye la criminalidad por lo que es mas eficaz disciplinar civilizadamente a la población para vivenciar y resolver los conflictos y carencias por las vías institucionales aprobadas. En el año 2005 tuvimos 26.4 muertes violentas por cada 100, 000 habitantes, mientras que en el 2008 el índice era de 25.3 por cada 100,000 habitantes muy a pesar de la intensidad de las acciones policiales. Nos recuerda que la Organización Panamericana de la Salud establece como el límite superior del índice tolerable de muertes violentas unas ocho por cada cien mil habitantes. Nuestras cifras se enmarcan en el cuadro de una criminalidad epidémica.  

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