Violencia  política y Justicia

Violencia  política y Justicia

El día de las elecciones la pasión política llegó hasta las vías de hecho. Al menos cinco personas murieron y más de una decena resultaron heridas en choques entre militantes de partidos rivales. En este país suele ocurrir que las muertes, heridas y daños resultantes de incidentes de orden político se quedan sin investigación y sin que los responsables de estos actos respondan por los mismos ante la Justicia. Parecería que algunas autoridades evitan por todos los medios inmiscuirse en asuntos de  partidos políticos en épocas como estas.

Una timidez similar ha caracterizado la actitud de las autoridades en cuanto concierne a muertes resultantes de “intercambios de disparos” de policías y presuntos delincuentes. Todo se queda en la versión policial, que tiene como pecado de origen el hecho de que proviene de parte interesada. El Código Procesal Penal, el Código Penal y ninguna otra ley excluye de sus procedimientos y sanciones las muertes violentas producidas al calor de la pasión política o de la persecución policial.

Es un deber del Ministerio Público investigar hasta las últimas consecuencias toda muerte violenta o que se sospeche violenta. Esto incluye los homicidios y lesiones humanas, y los daños a la propiedad que se hayan producido  como fruto de arranques de ira o intolerancia política.

Una transición demasiado larga

Los senadores, diputados, síndicos y vicesíndicos del actual período concluyen sus labores el 16 de agosto próximo. No antes, salvo renuncia o caso de fuerza mayor. Eso vale para quienes hayan logrado retener sus puestos por seis años más o los hayan perdido, como resultado de las votaciones del domingo. Entre el día de las elecciones y la toma de posesión de autoridades elegidas hay una transición demasiado larga, durante la cual suele decaer el ritmo de las labores en el Congreso y los ayuntamientos.

Mientras se encuentra una forma de acortar esta transición, lo recomendable es que legisladores y autoridades municipales no reelegidas se esfuercen por laborar como corresponde hasta el último día de su ejercicio. El país necesita que los hombres y mujeres que ocupan cargos electivos le sirvan hasta el último momento y con el mismo fervor del primer día. Los resultados electorales no deben ser un freno para la marcha institucional del país.

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