La solución a la violencia es una responsabilidad compartida, todos los ciudadanos de una nación deben comprometerse a vivir y promover un clima de paz. La violencia lacera a toda la sociedad, no discrimina, afecta a todos por igual sin importar ideología, sexo, edad, condiciones sociales, religión o nivel de educación.

En la actualidad se han realizado e implementado diferentes políticas y actividades sociales, que buscan erradicar la violencia. Sin embargo, el primer enunciado para lograrlo debe ser la tolerancia cero ante este flagelo. No aceptar la violencia bajo ningún concepto.

Para que una campaña contra la violencia sea efectiva, debe promover el empoderamiento de los ciudadanos y psico educar a la población sobre la importancia de construir una sociedad pacífica. No podemos hablar de erradicar la violencia sino hablamos de fomentar en los ciudadanos el respecto y la paz. Es fundamental crear y promover una cultura, donde tratemos a los demás como nos gustaría ser tratados.

Para crear un ambiente de paz es necesario desarrollar una comunicación efectiva y asertiva, implementar la escucha activa, de modo que podamos prestar atención a las necesidades emocionales de los demás.

Para hablar de un mundo de paz debemos trabajar para eliminar la violencia psicológica y verbal, que muchas veces no se ve, pero sus efectos dañinos pueden ser tan fuerte como la violencia física, incluso más lacerantes.

Lo primero que debemos hacer es no ignorar la violencia. Muchas veces vemos en la familia, en vecinos o desconocidos cometer acto de violencia contra sus hijos, mujeres, amigos, incluso entre compañeros de trabajo y guardamos silencio. “Nos hacemos los desentendidos” en vez de concientizar sobre la paz e incluso denunciar el acto si es necesario.

Debemos analizar cómo de forma directa o indirecta nuestras acciones fomentan violencia, discriminaciones e incluso sexismo. Es importante mirar a nuestro interior y reflexionar sobre el tema, partiendo de propiciar primero nuestra paz interior.

Delito y violencia no es lo mismo, sin embargo, muchas manifestaciones de violencia social caen en acciones delictivas, como son los homicidios y/o feminicidios, asesinatos, riñas, venganzas, entre otras. Estas acciones antes mencionadas suceden cada vez con mayor frecuencia en nuestras calles, tanto que los ciudadanos hemos perdido la capacidad de asombro, por la proliferación de estos hechos.

Frenar estas acciones de violencia, al igual que otras antes mencionadas, no es responsabilidades exclusivas de las autoridades ni de nuestros gobernantes. No se trata solo un problema de creación y aplicación de leyes, aunque es cierto que estas son imprescindibles para garantizar un clima de paz. Pero además de la reprensión debemos trabajar con la prevención.

Es necesario promover la formación en valores en los hogares y las escuelas, incluyendo programas educativos que fomenten la paz. Se trata de una intervención temprana en nuestros niños, de la cual veremos los frutos a mediano y largo plazo.

No podemos hablar de erradicar la violencia social sin revisar las políticas de otorgamiento y adquisición de armas de fuego. Quienes tengan en su poder un artefacto de esta naturaleza, deben ser sometidos a evaluaciones psicológicas periódicamente. Con eso evitamos que personas potencialmente agresivas, con algunas patología o desequilibrio mental, puedan poseer un arma de fuego

Se hace urgente tomar medidas en contra de la violencia en los medios de comunicación, canciones, películas y otras manifestaciones públicas, que se convierten en difusores de mensajes violentos y conductas antisociales.

El estado tiene su cuota de responsabilidad en la violencia social, por ende, debe crear políticas de empleos, educación integral y garantizar los derechos fundamentales de la gente, como son: alimentación, techo digno y servicios médicos, así mismo está llamado a garantizar la integridad de sus ciudadanos. La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.