Violencia y Política como generadores de cambios sociales

Violencia y Política como generadores de cambios sociales

Rafael Santos, periodista y escritor.

Violencia y Política, son términos que cuando se entrelazan en determinados segmentos sociales, suelen cargar sobre sí, con un futuro poco prometedor en términos de lo que es el desarrollo integral de los grupos que precisamente comparte dicha colectividad.

Cuando hay un maridaje de estas dos terminologías, el tipo de sociedad sobre la cual se produce esta unión, se convierte en generadora de cambios involutivos, no solo en los círculos económicos de esas naciones, sino hasta en el mismo modo de pensamientos de sus habitantes.

De ahí, es que aquellas sociedades en donde ha predominado el diálogo y la educación en base a lo que bien podría ser la política como fuente primaria del desarrollo, podríamos decir, que es donde se observa un mayor progreso en todos los órdenes.

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Portada del libro, Violencia Política

Al leer el libro “Violencia Política”, el cual es una compilación de 9 ponencias con igual número de destacados intelectuales de diversas ramas, pero bajo la coordinación de los académicos, Lesley – Ann Daniels y Martin C. Vlaskamp, que en esta oportunidad nos hemos trazado la idea de reflexionar (aunque de manera breve), quisimos adaptar estas dos terminologías a las realidades que hoy día viven nuestros países, mayormente los latinoamericanos.

Dicho libro, contiene las ponencias de Laia Barcells, doctora de la Universidad de Yale, Esther Barbee Izuel, catedrática de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona, Miriam Bradley, profesora agregada también en la Universidad de Barcelona, Luis de la Calle, profesor de Ciencias Políticas en la División de Estudios Políticos del Centro de Investigación y Docencia Económica de México.

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También Lesley – Ann Daniels, investigadora en el Instituto de Barcelona, Abel Escribá- Folch, profesor agregado de Ciencias Políticas en la Universidad de Barcelona, Marta Iñiguez de Herrera, profesora ayudante de Ciencias Políticas de la Universidad de Madrid, Martin Shaw, sociólogo histórico de política global, guerra y genocidio, del Instituto de Barcelona y Martin C. Vlaskamp, investigador también del Instituto de Barcelona.

Debemos puntualizar, que el presente análisis – reflexivo, más que una observación regida por los parámetros de la brevedad y el número de palabras permitidas en este importante medio de comunicación, es más bien un grito de advertencia en donde quien escribe pretende dar a los diversos segmentos de nuestras sociedades latina, sobre el auge de la violencia interna que por la falta de una concienzuda educación política marchan nuestras naciones.

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Ann Daniels

El presente análisis, bien podría ser un trabajo analístico a profundidad, como a lo mejor lo demanda el texto sujeto a estudio, con más o menos unas 200 o 300 páginas; pues las argumentaciones basadas en las irrefutables pruebas que de manera muy seria estos destacados intelectuales han mostrado a lo largo de las 286 páginas, son elementos que quiérase o no, nos presentan hasta de manera cruda si se quiere, el desarmonioso clima imperante en nuestras sociedades.

De acuerdo a lo establecido por Esther Barbee, en la página 21, y refiriéndonos a la violencia desde la perspectiva política, algo que muchos de nuestros países latinoamericanos han estado viviendo por década, “La violencia política forma parte de nuestra vida cotidiana. Si somos afortunados, nos afecta en escasa medida y sobre todo, a través de los medios de comunicación”, y más adelante Martin C. Vlaskamp, establece pero en la página 29, que “La violencia directa con fines políticos, puede tomar muchas formas diferentes de los homicidios o asesinatos en cualquier variante”.

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“Es por eso, que aquí entendemos como violencia política todas las formas de violencia física (o la amenaza para usarla)”, pagina 29, algo que precisamente y que aunque algunos sectores de la Republica Dominicana no quieran admitir, esto con relación al tema del asesinato el pasado 6 de junio, del Ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, y que además vivimos también en la campaña electoral pasada, en donde hubo muertos y heridos en medio de luchas internas del pasado gobierno, del Partido de la Liberación Dominicana.

Prácticamente es lo que hemos vivido como se ha establecido en líneas anteriores durante muchas décadas en varios de los países de nuestro continente latinoamericano, siendo los casos más preponderantes, Colombia y México.

Allí, los grupos armados que luchan desde las montañas por el control de zonas que se consideran muy vulnerables al negocio del narcotráfico, o al dominio o control político, es uno de los temas más propenso a los enfrentamientos, ya sea con comando de los gobiernos o con grupos que también luchan por su hegemonía, y en donde dichos enfrentamientos que casi siempre dejan múltiples fallecidos, muchas veces son maquillados como lucha tendenciosa a la búsqueda de soluciones que tienen que ver con reivindicaciones sociales.

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Martin C. Vlaskamp

“Durante el periodo del narcoterrorismo en Colombia (1984-1993), el Cartel de Medellín buscó la confrontación directa con el Gobierno para que éste cesara sus políticas contra el narcotráfico” página 30.

Más adelante el mismo Martin C. Vlaskamp, pero la página 31 establece, que “En otros casos, grupos no estatales pueden usar la violencia para desviar las líneas de acción del Estado”. Lo que, a nuestro entender, cuando se liga violencia y narcotráfico, la misma casi tiende tal y como dijéramos antes, a estar maquillada con el tinte de las reivindicaciones, aunque en el fondo, el interés que puebla los intereses de los grupos que luchan, tienden a ser de índole económica.

Sin embargo, debemos decir, que muchos de los carteles y organizaciones que de manera centralizadas trabajan en el desarrollo de este tipo de negocio, se inmiscuyen en las acciones políticas, para de esta manera, ya sea a través de la financiación de candidatos de manera directa e indirecta, mediante el chantaje mediático, o con personas vinculadas al ilícito negocio, se colocan a través de X o Y partido u organización para lograr obtener parte del pastel del poder político.

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Muchos de los actores pertenecientes mayormente al mundo del narcotráfico, entran a la política, buscando la inmunidad, o para hacer más digeribles el negocio, casi siempre contando con los servicios de los estamentos militares de esas naciones.

Como ejemplo, podríamos citar al ex suplente de Jairo Ortega Ramírez, a la Cámara de Representantes de 1982, por el Movimiento Renovación Liberal, del narcotraficante, Pablo Emilio Escobar Gaviria y quien fue asesinado por tropas élites del ejército de Colombia luego de una fallida negociaciones con sus captores, la tarde del 2 de diciembre de 1993. https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Escobar.

En el libro que es sujeto a este breve y reflexivo análisis, los autores compiladores tratan también los temas, genocidios, golpes de estados, limpieza étnica, guerras civiles, pandillas, violencia entre comunidades urbana y de Estado; así como el crimen organizado.

 Todos estos importantes argumentos, ajustándolos y estudiándolo de acuerdo al componente de la política como embrión del actual sistema, pero que, desde hace muchos decenios, tal vez hasta milenios vive la humanidad.

Finalmente debemos anotar como elemento de importancia, que, dentro del texto, también se analiza la parte que tiene que ver con el rumor como estrategia y manipulación política para llegar a la violencia (página 90), en donde tanto Laia Barcells como Martin C. Vlaskamp) toman notas de otros destacados intelectuales que han estudiado el tema, lo que al final, nos da una panorámica más ajustada a lo que envuelve estas dos terminologías, es decir, tanto la política como la violencia.

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