Violeta perdió  único sustento

Violeta perdió  único sustento

POR ALEIDA PLASENCIA
Violeta Medina, madre soltera, residente en el barrio Juan Guzmán, de Manoguayabo, quedó  sin manutención, pues el sustento de su familia provenía de una fritura de su propiedad donde diario vendía entre RD$2,000 y RD$3,000.

 El negocio se lo llevó el río Manoguayabo tras el paso de la tormenta Noel.

No tiene dinero  para darles comida a sus seis hijos y menos para comprarles lo básico y enviarlos  a la escuela, dijo.

  Le presentó a reporteros de HOY uno de sus hijos, Ariel Bruján, de 14 años de edad,  estudia primer año del bachillerato, pero luego del paso de la tormenta no ha podido ir a la escuela. Pues no tiene zapatos ni ropa y sus útiles escolares se  dañaron con las aguas. 

Violeta en compañía de  sus hijos reside temporalmente  en casa de unos familiares, desea regresar a vivir al barrio de nuevo, e instalar su fritura, pero no   tiene dinero. Aunque dice le gustaría, con la ayuda del gobierno, conseguir una “casita” en otro lugar.

En este barrio, donde todavía da trabajo entrar en vehículos, por la mala condición en se mantiene la vía de acceso, no hay colmados operando,  y numerosos niños no pueden ir a la escuela por falta de zapato, ropa y cuadernos, pues todo se lo llevó el río “y no hay dinero para comprar más, según indagaciones hechas  ayer por reporteros de HOY en un recorrido.

 Una parte de los moradores estaban alojados en dos escuelas, tras desocuparlas para que se pueda impartir docencia en ellas, se dispersaron. Unos se fueron a casas de familiares, otros donde  amigos, mientras algunos han regresado  al barrio a pesar del temor a nuevas inundaciones.

Algunas  de las personas del  barrio, de las que estuvieron alojadas en escuelas, recibieron una ayuda de RD$15,000 del gobierno, pero, según explicaron, no les alcanzó para mucho: sólo pudieron comprar camas y muebles básicos, “además hay que comer”, dijeron. Otros “están arrimados, en espera de que el gobierno les alquiles casas para mudarse fuera del barrio.

Mientras una minoría ha  comenzado a regresar al barrio de manera tímida, con el propósito de reconstruir y/o limpiar las casas para habitarlas.


Radhamés Martínez, vendedor en un colmado, cuyas mercancías se dañaron con la inundación, ayer estaba limpiando por instrucciones del dueño del negocio, quien tiene planes de instalarlo de nuevo.

En este local, dijo,  el agua llegó al techo, “se llevó todo, neveras, arroz, aceite y toda la la provisión”.

“Lo que queremos es que el gobierno se acuerde de nosotros, porque él (el presidente Leonel Fernández) nos prometió una casita”, dijo Juan Hernández, uno de los afectados. Todas las viviendas del barrio, más de dos mil, se llenaron de agua. Los muebles, incluyendo neveras, estufas, radio y útiles escolares se dañaron.

Situación  general

Carretera de acceso en muy malas condiciones. Algunos conductores prefieren dejar los vehículos ante de la entrada  y llegar caminando al barrio para evitar daños en el tren delantero.

No hay colmados. Para comprar los alimentos básicos, las familias que han regresado al barrio tienen que caminar kilómetros.

Algunos niños no tienen  ropa, cuadernos ni zapatos para ir a la escuela.

Hay quienes  pasan la noche acostados en el suelo por falta de cama, pues el río se llevó todos sus muebles.

Esperan la ayuda del gobierno para salir del barrio, pues no hay condiciones para vivir allí.

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