La Virgen de la Altagracia: ¿Cuál es su historia en la República Dominicana?

La Virgen de la Altagracia: ¿Cuál es su historia en la República Dominicana?

La Virgen de la Altagracia

La devoción de la Virgen de la Altagracia ha estado presente desde mediados de siglo XVI en La Española y fue proclamada durante la época colonial, a raíz de lo cual el Monseñor Arturo de Meriño, quien fungía como arzobispo de Santo Domingo, pidió a la Santa Sede que el 21 de enero fuese declarado como festividad en el país.

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Día de La Virgen de la Altagracia.

Sin embargo, no fue hasta el gobierno de Horacio Vásquez que dicha petición fue aprobada  y el referido día se declaró oficialmente no laborable y de fiesta en todo el territorio nacional.

Según data en la historia, esta imagen fue traída al país por dos hermanos provenientes de Plasencia en Extremadura, conocidos como Alonso y Antonio Trejo, quienes al presenciar ciertos milagros que la imagen les había concedido, decidieron colocarla en la Iglesia Parroquial de Higüey para que tuviera una mayor veneración.

De manera tradicional, cada 21 de enero los fieles devotos de la Virgen viajan desde diversas partes del país a la Basílica de Higüey en donde se reposa el importante cuadro traído de España.

Nuestra Señora de la Altagracia, está pintada sobre un lienzo muy fino, de media vara de ancho y representa la natividad. En la imagen se encuentra la Virgen María con el Niño Jesús delante y San José detrás, la cual a pesar de los años, la obra de arte conserva sus colores vivos y la pintura parece fresca.

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La Basílica fue construida en 1954 por ordenamiento del prime obispo de Higüey, Monseñor Juan Félix Pepén, con el fin de reemplazar el antiguo santuario en donde pareció La Altagracia y duró 17 años en construcción.

El santuario fue inaugurado el 21 de enero de 1971 por el Dr. Joaquín Balaguer y en ese mismo año fue declarado Monumento Dominicano.

A pesar de los años concurridos desde su inauguración, la catedral de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia, mejor conocida como la Basílica de Higüey, aun en la actualidad es uno de los santuarios más concurridos no sólo por dominicanos sino por extranjeros de diferentes partes del mundo que se dan cita en el lugar para hacer sus peticiones y cumplir sus promesas.

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