Virgen de la Altagracia,
Protectora de la nación dominicana

<p>Virgen de la Altagracia, <br/>Protectora de la nación dominicana</p>

POR LEONOR  ASILIS
Hoy es día de fiesta nacional, 21 de enero, Día de la Virgen de la Altagracia, devoción que se remonta a los inicios de nuestra primera evangelización.

El lienzo, que muestra una escena de la Natividad, fue exitosamente restaurado en 1978, pudiéndose apreciar ahora toda su belleza y su colorido original, pues el tiempo, con sus inclemencias, el humo de las velas y el roce de las manos de los devotos, habían alterado notablemente la superficie del cuadro hasta hacerlo casi irreconocible.

A principio de 1900, monseñor Arturo de Meriño, arzobispo de Santo Domingo y presidente de la República, pidió a la Santa Sede la concesión de Oficio Divino y Misa Propia para el Día de la Virgen de la Altagracia, suplicando además que fuese como festividad de precepto los 21 de enero, ya que los 15 de agosto no se podía pues la  Iglesia Católica celebra en esa fecha el Misterio de la Asunción de la virgen a los Cielos. El pedido fue aprobado.

En 1954 fue declarada oficialmente por ley, Protectora Nacional.

La imagen de Nuestra Señora de Altagracia tuvo el privilegio especial de haber sido coronada dos veces: el 15 de agosto de 1922, por el pontificado de Pío XI, y por el Papa Juan Pablo II, quien durante su visita a la isla de Santo Domingo, República Dominicana, el 25 de enero de 1979, coronó personalmente a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la Virgen, primera evangelizadora de las Américas.

La devoción a María, virgen, llena de gracias, la favorecida y amada de Dios, la que está poseída por el Espíritu Santo, la derramadora de dones espirituales, fue y es la que más cala en el corazón de los dominicanos.

Por causa de esta admiración, se formó un pueblo y luego una República. Los colores del sagrado lienzo son los mismos de la bandera dominicana.

El día 16 de julio de 1838, lunes, día del Triunfo de la Santa Cruz y del Movimiento Revolucionario redentor de todos los dominicanos le fue puesto a Duarte en el pecho, por su madre Manuela Diez y Jiménez, una medalla de la Virgen María, trajeada aquella con los colores que iban a ser distintivos de los dominicanos.

Está demostrado que la confianza del pueblo dominicano está cifrada en Dios y la admiración a la Virgen de la Altagracia. Es maravilloso constatar que lejos de disminuirse y apagarse esta confianza en la madre de los dominicanos, cada día crece más en nuestros corazones.

 Y es que la grandeza de María no es obra suya sino que es la obra de Dios en ella.

Por ella, Jesús vino al mundo y nos redimió para darnos el Cielo.

María, modelo de nuestras vidas es nuestra intercesora por excelencia. Aquella por quien Jesús hizo su primer milagro aún estando fuera de tiempo.

Día a día tenemos testimonios de tu acción a favor nuestro.

Desde tu querida tierra dominicana doblemente mariana, donde es  nuestra patrona (María de las Mercedes) y protectora (María de la Altagracia)te decimos con todo el corazón: FELICIDADES!!
 leonor.asilis@verizon.net.do

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