Virtopsia forense

Virtopsia forense

SERGIO SARITA VALDEZ
Desde que a finales del siglo pasado se anunció al mundo el conocimiento secuencial del mapa hereditario o genoma humano se ha visto un aceleramiento científico y muy especialmente en el campo forense. Una buena parte de las labores criminología consiste en recoger, analizar e interpretar trazas de evidencias encontradas en la escena trágica, a fin de poder demostrar la asociación entre víctima y el perpetrador.

La reacción en cadena de la polimerasa permite multiplicar millones de veces fragmentos del genoma para compararlo luego con los de la persona acusada.

En 1983, en la villa de Leicester, Inglaterra fue encontrado el cadáver de una niña estuprada y posteriormente asesinada. Tres años más tarde otra jovencita murió en circunstancias similares por lo que la policía sospechó que el actor de sendos crímenes era el mismo individuo. Un sospechoso se declaró culpable del primer caso; sin embargo, negó su participación en el segundo. El estudio del ADN encontrado en ambos casos probó que no correspondía al señor que se había echado la culpa por la muerte de la menor y sí eran los de una sola persona. Investigaciones posteriores dieron con el verdadero culpable. Este último había pagado al falso asesino para que cargara con el delito en uno de los casos. Solamente el análisis genómico pudo liberar el inocente y condenar al verdadero asesino.

Iniciando el milenio nos sorprende gratamente el viejo continente con lo que promete ser una revolución en la práctica de la autopsia medicolegal. El doctor Michael Thalí, del Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Berne, Suiza, contando con la colaboración del Instituto de Diagnóstico Radiológico, ha llevado a cabo unas cien autopsias virtuales, es decir, estudio de imágenes tridimensionales en cadáveres de gente que murió accidentalmente o como producto de un hecho criminal. Estas necropsias sin bisturí han arrojado resultados tan alentadores que la técnica en desarrollo pudiera llegar a convertirse en una alternativa o complemento de las autopsias tradicionales.

El novedoso procedimiento integra, mediante un programa de computadora, la tomografía axial computarizada con la resonancia magnética y la espectroscopia. Se obtienen de esa manera datos visuales cadavéricos en tres dimensiones. Ello permite, en el caso de muertes por herida de arma de fuego, seguir el trayecto del proyectil desde la entrada hasta su alojamiento final o salida. El aditivo de la espectroscopia es para identificar moléculas que se van generando en el cuerpo a medida que avanza el proceso de la descomposición, lo que ayuda a establecer el tiempo de muerto que lleva el occiso.

En el caso de culturas o de religiones como la de los judíos, opuestas a la disección de los cadáveres, se podría identificar las áreas interiores del occiso que contienen lesiones para así llevar a cabo la toma de muestras selectivas sin tener que abrir a la víctima.

Como puede apreciar se trata de un estudio no invasivo que no destruye las evidencias y que facilita el grabado electrónico de los daños presentes en el fenecido. Dichas informaciones pueden ser compartidas entre colegas de distintas latitudes geográficas, consensuadas y las conclusiones entregadas a las autoridades judiciales en un formato de evidencias apto para ser distribuido y discutido en grupo.

La técnica radio-diagnóstica, o de imagenología y laboratorio forense, viene a ser un complemento valioso para el patólogo, la cual refuerza y amplía el espectro analítico del mismo. Desgraciadamente, por el momento resulta un estudio caro para el tercer mundo, ya que cada caso estudiado tiene un costo de más de cuatro mil dólares. Esperamos con el transcurrir del tiempo un mejor dominio y perfeccionamiento técnico den lugar a una masificación de la virtopsia, abaratando su precio, y que por ende, facilite la universalización de su uso.

Es nuestro deber mantenernos al tanto de los avances científico-técnicos de la medicina forenses, agregando dichas informaciones a nuestro arsenal de herramientas de trabajo investigativo.

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