Río de Janeiro (EFE).- En América Latina la epidemia del sida sigue su marcha implacable y para el 2015 habrá 1,5 millones de nuevos casos, la mayoría entre los pobres y cada vez más mujeres, a menos que haya un cambio radical en las medidas de prevención, advirtió un experto de la ONU.

“Esa cifra es muy importante, porque casi equivale al número de personas que hoy viven con sida en la región”, advirtió Luiz Loures, director de Iniciativas Globales del programa de Naciones Unidas contra el sida (Onusida), en entrevista con Efe.

No hay indicios de que se vaya a reducir la estadística anual de 300.000 nuevos casos y 70.000 muertes registrados el año pasado en la región. “Todo lo contrario”, explicó.

“Lo peor es que el sida está cambiando su cara. Crece entre mujeres de manera importante. Su nueva cara es la de una mujer joven y pobre”, ilustró el experto sobre la tendencia de las estadísticas.

“No cambió nada. El año pasado tuvimos el mayor número de casos en toda la historia de la epidemia y no hay un solo país de la región con evidencias de caídas en la tasas de crecimiento”, señaló.

El número de personas que vive con sida en América Latina y el Caribe es más alto que en toda Europa occidental, Estados Unidos, Japón y Europa juntos, según ONUSIDA.

“No se trata de una epidemia pequeña”, dijo Loures al lamentar que el tema haya salido de las primeras páginas de los diarios. “Hay que modificar la forma de abordar el sida porque como lo estamos tratando hasta ahora sigue avanzando y no es una sorpresa”.

Loures, quien trabaja en Ginebra, participó en Río de Janeiro en un encuentro con directores de grandes compañías de televisión de ocho países, que se comprometieron a luchar juntos en campañas de prevención.

El problema no es sólo cuantitativo sino cualitativo, porque ataca cada vez más a los más pobres, analfabetos o semianalfabetos, advirtió.

Antes la epidemia estaba concentrada entre ciertos grupos de mayor riesgo, como usuarios de drogas inyectables y homosexuales. Hoy es una combinación explosiva que sigue el camino de la desigualdad en la distribución del ingreso que caracteriza la región.

“América Latina tiene en el mundo los más elevados índices de diferencia entre ricos y pobres, y el sida es una amenaza cada vez mayor a mayores parcelas de la sociedad”, señaló.

Hasta 2005 el sida había matado a 25 millones de latinoamericanos y en el mundo se registraron cinco millones de nuevos casos, con 40 millones de seropositivos, el doble de hace 10 años. Loures recalcó que ante la evolución del virus “oportunista” del virus del sida es necesario derrumbar tabúes y prejuicios y abrir los ojos a problemas subestimados.

Por ejemplo, en algunos países del Caribe la homosexualidad es un delito, lo que obstaculiza que las personas revelen esta condición y busquen orientaciones preventivas, explicó.

Otro de los factores de contagio es la violencia doméstica, que suele afectar a las mujeres más pobres y que también está asociada con la violencia sexual.

De esos incidentes “la mujer sale con hematomas y con sida”, ilustró Loures. “No es retórica; es un factor concreto y poco abordado”.

 En países centroamericanos el índice de prevalencia del sida es muy alto, en torno al dos por ciento, y en algunos como Honduras ya es la primera causa de muerte de mujeres en ciertos grupos etarios.

Pero los expertos también están preocupados por países con menor incidencia pero más populosos, como Brasil, México, Colombia y Argentina, porque el impacto a largo plazo puede ser muy grande, dijo.

Paradójicamente, mientras la prevención se ha quedado atrás, los países latinoamericanos sí han logrado avanzar mucho en los programas de tratamiento, con una cobertura promedio del 70 por ciento de los pacientes, contra 20 por ciento en el resto del mundo, dijo Loures.