Junto al avance de subvariantes del Sars-CoV-19, cuya detección ha disminuido engañosamente por inasistencia de público a la red de Salud Pública, se manifiesta en este diciembre una curva ascendente de infecciones respiratorias por otros virus de cuidado. Neumólogos y pediatras dan fe de un significativo aumento de consultas y atenciones de emergencia por estos quebrantos. Y días atrás expresó serias preocupaciones por la embestida la Sociedad Dominicana de Infectología demandando que sea enfrentada.
La circulación de microorganismos gripales, descrita por autoridades sanitarias como uno de sus principales retos de 2023, tiene ya ganado mucho terreno por debilidades en los mecanismos de instituciones de prevención que incluyen un marcado retraso de 20 años en dar presencia a los servicios de atención primaria imprescindibles para las acciones asistenciales tempranas y profilácticas sobre sectores marginados.
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Anticiparse a las manifestaciones graves de diferentes enfermedades en estratos de pobreza que componen casi el 50% de la demografía no existe virtualmente en el país como recurso disponible en red pública y algunos padecimientos generan casos que en su mayoría llegan tardía o irremediablemente a los hospitales.
Los diagnósticos y tratamientos precoces no caracterizan la asistencia del Estado, vacío a conjurar habilitando espacios en centros tradicionales para aplicar estrategias preventivas. Que la gente enferma sea de verdad lo primero.