Visión hispana de la moda en Nueva York

Visión hispana de la moda en Nueva York

NUEVA YORK (EFE).- Los diseñadores hispanos David Rodríguez y Esteban Cortázar presentaron el pasado domingo en la Semana de la Moda sus colecciones para el otoño de 2005, piezas que revisten elegancia y sobriedad con un acento marcadamente jovial, sensual y moderno.

El modisto colombiano Cortázar, que con apenas 20 años de edad se alza como el más joven en la pasarela neoyorquina, presentó modelos sensuales, de telas vaporosas con caídas libres, en tonos opacos o metalizados como el verde moho, champán y cobre antiguo.

Propone faldas anchas, con volantes, largas o hasta las rodillas, mientras que las blusas más llamativas llevan mangas abombadas hasta el nivel del codo o tienen un corte asimétrico y holgado, fácilmente ajustables a mujeres de cualquier edad y estilo de vida.

Cortázar se inspiró en la delicadeza y fragilidad de telas como el “chiffón” y la seda con estampados florales para crear faldas de caídas naturales y con bastante movimiento que sin embargo marcan, de forma sublime, la silueta femenina.

Para el clima otoñal, Cortázar propone abrigos en lana pesada y tonos tierra, mientras que para la noche ha concebido trajes largos de seda en tonos champán, rojo “pétalo de rosa” y verde olivo.

 Los chalecos, blusas y suéteres caídos de un hombro, así como faldas y pantalones de satén bronce, fueron otros rasgos distintivos de la oferta de Cortázar, conocido como el “prodigio” del diseño, ya que comenzó a cursar en estas lides a los 18 años de edad.

Criado en Miami, Cortázar dibujó sus primeros bocetos de modelos a los 13 años de edad, y a los 17 ya se encontraba en Nueva York, una de las capitales mundiales de la moda, presentando sus propuestas a la tienda por departamentos Bloomingdale’s.

El mexicano-estadounidense Rodríguez, de 36 años, presentó como novedad chaquetas, vestidos y camisas de tonos oscuros que se distinguen por los detalles de hebillas y botones tanto en el pecho como en la espalda.

El diseñador se decantó por telas como la seda para blusas de “cuello de tortuga”, vestidos y faldas de caídas ligeras, todas de tonos mustios propios del otoño, como los ocres y el granate, y recurrió, para la noche, a colores como el ónix, plata y oro.

Otras telas, como la lana y la cachemira, las reservó para abrigos y jerseys, aunque también presentó voluminosos abrigos de pieles tanto largos como de talle corto, en colores como el verde esmeralda y el amatista, y chaquetas de cuero negro entalladas.

Otros detalles que marcaron la colección de Rodríguez fueron los pantalones y vestidos largos con sucesivos pliegues laterales y las camisas y chaquetas con “arruchados” en la espalda.

 Diseños florales perforados en chaquetas de cuero pusieron un acento distintivo a la colección de Rodríguez, que para su colección de otoño se inspiró en fotografías de dos mujeres de los años 30 muy opuestas en estilo.

Rodríguez, que lanzó su firma en 1998 y en 2001 recibió el premio de Diseñadores Hispanos MODA, trabajó en sus inicios con la firma Chanel y pronto se convirtió en uno de los favoritos de bellezas de Hollywood como Anna Nicole Smith, Toni Braxton y Heidi Klum.

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