Visión sinóptica de Memoria tremens

Visión sinóptica de Memoria tremens

La  profundidad  de pensamiento  del mundo imaginario de Marcio Veloz Maggiolo  nos invita a reflexionar  sobre la  vida  de  los seres que  lo  pueblan  en  contraposición  a  la nuestra.  Los personajes de  esta sorprendente novela  son  arquetipos que conforman  la sociedad  dominicana  y   latinoamericana  en  particular como reflejo  de lo universal.  Lo  fantástico y lo  real se confunden en esta novela en la que se enseñorea  lo mágico-religioso  expresado por medio de: mitos, tradiciones, religiones y  folklore.

El autor  penetra en mundos que normalmente  se  encuentran más allá de nuestra percepción  para  acceder  al  reino de los misterios.    El mito  sirve  de mediador entre la realidad  visible y otra no visible; entre lo conocido y lo desconocido; entre lo entendible y lo no entendible.  Porque si bien el mito fue  desapareciendo en el siglo XVIII como género literario  encontró cabida en la novela  que tan bien estimula  la  intuición a desvelar  sus secretos. Pero de un valor inestimable es la  realidad   trascendente que el autor  elige como eje temático y que soterradamente se va desvelando en sus páginas: la búsqueda del Tesoro perdido.

El  mito con su componente poético y religioso  le permite a Matildo, protagonista y narrador,  entenderse  mejor   para aprehender  y  experimentar la existencia y encontrar respuestas sobre la vida y  la muerte y  sobre el amor y el desamor, para así  comprender  a la humanidad y su lugar en ella.  Busca y encuentra la manera de entender su vida desarticulada y azarosa  y a  través  del mito es capaz de explicar  la  felicidad  y  la  tragedia. 

Son muchos los símbolos  que aborda esta obra.  Sin embargo, hay uno que resulta clave por su trascendencia: se trata de la naturaleza interior del ser humano representada por  Filoma.  Para  destacar este  primordial  objetivo,  el autor se vale de todas las posibilidades como  los son: las reminiscencias  de  Platón  con  su famosa frase  «Conocer es recordar» y recordar supone el retorno a  la idea:  Matildo desea recordar… quiere saber quién es realmente.  Por otro lado,  también se vale del concepto del eterno retorno de Nietzsche en el cual se afirma el ser como devenir,  tal como lo hace Veloz Maggiolo, autor reflexivo, que muestra nuestra sincrética cultura  al desnudo.

En la construcción y producción de sus personajes  Veloz Maggiolo logra  una arquitectura estable  y dinámica.  Se vale de lo sobrenatural  y  lo  justifica  a través de los delirios y alucinaciones de Matildo, antihéroe que vive sumido en el recuerdo de experiencias vividas, inventadas  y soñadas como  si  la enfermedad  que lo  destruye  le  permitiese  escapar  para  así evadir  la realidad  putrefacta  del  vicio que lo domina  y  de las  desgracias que  lo aquejan. 

 Matildo,  al igual que su padre  que “flota como globos en el aire” en un mundo  aparentemente sin sentido, también se eleva hacia otro mundo. La elevación  representa la  ascensión de la   conciencia crística dentro del hombre;  momento en el cual el ser humano se hace consciente  de  lo divino que se  halla en él. 

La lluvia cae  y limpia a Obdulio Pérez: un lavado, una ablución, un purgarse de todo aquello que le causa sufrimiento como el deseo, las pasiones  y el ego.  Su descenso  no es más  que la metáfora de la caída del hombre desde la conciencia superior hasta la naturaleza básica del ser humano. 

El tiempo en esta obra como en las culturas míticas  no es vivido  de una manera lineal  sino cíclica, como en la naturaleza, como diría Hugo Bauza: “Un tiempo rítmico  y  no con antes y después como sucede con el tiempo histórico en que se mueven las sociedades letradas”.

Marcio Veloz utiliza un lenguaje algo irracional que transmite los sabores del alma,  ¡qué mejor manera que los delirios de Matildo  para  justificar  un  lenguaje irracional para la mente, pero claro para el alma!  Se vale del MITO como puente entre un logos  insuperable  y una rica simbología.   Veamos lo que confiesa Matildo:

…Mi único momento de liberación es la noche, porque en la noche la ceguera se despide por un tiempo de mí  y, desdoblado, mi espíritu navega por los mundos que me llenan de  sacralidad  y misterio…

Habla del viaje de la noche, donde mientras el cuerpo permanece estático  el  alma  viaja  a otros confines para volver a su origen, recobrar sus  fuerzas y recordar  quién  es. Va a un lugar donde no existe la ceguera que provoca la ignorancia  y  la  inconsciencia, donde no hay apego que nuble la visión.

Los temas son tratados con la  mente sin prejuicios de un antropólogo que denota  un  conocimiento profundo de lo que trata.  Veloz Maggiolo sabe que las religiones y  los acercamientos que hace el ser humano  a  los misterios  son  formas diferentes de entender quién es, cuál es su origen y cuál es su razón  de ser.  Sabe que cada quien creerá  y defenderá  lo que le tocó aprender desde su infancia  o  aquello que su intuición acepte como lo verdadero. 

La novela gira en torno al símbolo de la serpiente.   En Egipto todas las reinas recibieron el título de Serpiente del Nilo.  Este mito lo encontramos en culturas tan antiguas como la de los sumerios, de los egipcios, de los romanos e incluso de los griegos.  Se encuentran sus huellas en América, Europa,  Sudamérica,  Australia y en  África.  Está unida  a la mitología en todas las culturas y  representan la energía  femenina y la masculina, el bien y el mal, las energías opuestas que se complementan, el cielo y la tierra.

Matildo  busca las huellas de Dios  y en las crisis de delirio crea historias   porque frente al sufrimiento y a la muerte que se acerca,  pretende atemperar la angustia  de  existir dando sentido a sus actos.   Se proyecta más allá de la condición existencial de un   hombre vacio, en cama, acabado por un vicio mortal mientras se pudre a pedazos.  Su mente alterada busca la más profunda y sustancial verdad; aquella que la razón oculta y encuentra las verdades veladas o crípticas que su imaginación le brinda en símbolos, imágenes e ideas que su alma  desvela porque los mitos son el lenguaje del alma.

Termina la búsqueda… A través de la sabiduría, de la energía de la unificación,  Matildo encontró  el Tesoro perdido: su naturaleza  primigenia.    Despertó del sueño de una vida  sin  sentido  y  se unió con la  Divinidad en el Yo.  Vivió la experiencia mística, el estado de equilibrio, la apacible alegría, la intensa certidumbre, el gozo supremo… Encontró  el gran tesoro que se ha perseguido en todas las  civilizaciones.  ¡La gran  joya!

Sinopsis del ensayo: “El mundo esotérico de Memoria tremens: novela de Marcio Veloz Maggiolo” por Ofelia Berrido

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