Visitar museos un “deporte”
en el invierno parisino

Visitar museos un “deporte”<br/>en el invierno parisino

Más de 200 exposiciones solicitaban la asistencia de un público insaciable en París, sin contar las de localidades cercanas, en la época de Navidad, entre museos, galerías y otros centros culturales. Los espectadores acudían masivamente y con pasión

POR MARIANNE DE TOLENTINO
El 2006 fue en París un año de muchas exposiciones y eventos en artes visuales, sobresaliendo la inauguración del Museo del Quai Branly, dedicado a civilizaciones y culturas de los pueblos de África, Asia, Oceanía y América. Según la programación anunciada, parece que el 2007 va a ser también muy generoso, en arte contemporáneo y moderno, clásico  y antiguo -netamente preferidos por la mayoría de los franceses-.

Un fenómeno siempre sorprende: la paciencia de los parisinos esperando para entrar al “sagrado recinto” de las exposiciones. La época navideña parece ser la predilecta, ya que vacaciones y un trabajo aliviado aumentan los momentos libres. No importa que llueva o el frío amenace, la gente aguarda de pie estóicamente…Justamente, en el Museo del Quai Branly o de las Artes Primeras, las filas hasta tenían señalado el tiempo de espera, media hora, una, u hora y media…Si incluimos la visita -/¡la primera!-, se dedica facilmente un día a esa anhelada revelación, de la cual se sale deslumbrado y con la necesidad de volver.

Hasta para una exposición de fotos de Robert Doisneau, cuyo lente se adueñó de París, desplegada en el Ayuntamiento (u Hôtel-de-Ville) una cola interminable, que incluye a niños, soporta valientemente casi una hora en la calle. ¿La alta calidad y la inagotable cantidad de las imágenes justificarán esa prueba? Cuestión de costumbres…Además, saliendo, se comprueba maliciosamente que la fila de los futuros visitantes se ha alargado y que no esperamos tanto!…Sin embargo, la exposición vecina en el mismo edificio, Latitudes VI y Arte Contemporáneo del Pacífico, curado y organizado por Régine Cuzin -bien conocida de varios artistas dominicanos- permite el ingreso inmediato a las salas. Pero, para satifacción nuestra, cada año crece el número de adeptos de Régine y sus valiosos aportes a los intercambios internacionales.

Ahora bien, aunque desde el exterior, un lugar de exposiciones luzca carente de público, desde que se entra, encontramos una abundancia de visitantes fascinados. Por cierto esa misma afluencia se comprueba en los teatros, los cines (excepto los de ensayo) los restaurantes, los comercios. ¡No cabe duda de que el entusiasmo cultural ya forma parte de  los hábitos parisinos del consumo en general durante las fiestas de Fin de Año.

Diversidad de las exposiciones

Las exposiciones se caracterizan por una extrema diversidad y riqueza, hasta dentro de una misma institución.

Si tomamos el ejemplo del emblemático Centro Pompidou – popularmente llamado Beaubourg por la meseta donde lo construyeron-, su programación propone simultáneamente “Los Combines de Robert Rauschenberg” -obras entre ensemblajes, pinturas, esculturas, y objetos, siempre tan contemporáneas, pese a sus casi 50 años, y la retrospectiva de Yves Klein, “cuerpo, color, inmaterial” con sus tres colores emblemáticos el azul, el oro, el rosado, con sus performances pictóricos, aunque la relectura propuesta ya no convence, pero es una opinión personal. Luego, se ofrecen el Movimiento de las Imágenes, asociando Arte y Cine, el espacio de los Nuevos Medias, dedicados al arte contemporáneo, y “BD reporters” o los reportajes al través de los “muñequitos”, con 25 artistas recorriendo el mundo.

Ahora bien, allí, una exposición estelar -felizmente de acceso gratuito (1)- congrega a  millares de personas diarias -otra fila interminable- en torno a la obra de “Hergé”, el famoso autor belga de los albumes de Tintin y su perro Milou, que ha dado la vuelta al planeta. Las familias -hay muchos niños- acuden para disfrutar cientos de dibujos, planchas y documentos originales. La muestra se extiende en dos plantas y nuevamente para acceder al sótano se debe esperar una admisión por grupos.

Por supuesto, el Museo del Louvre está tan abarrotado de visitantes locales y de turistas, como siempre-, Otrora santuario del clasicismo, ya ha introducido el arte contemporáneo. “Cuerpos extraños” mezcla dibujos clásicos de sus colecciones con obras filmadas por realizadores de hoy, que plasman el lenguaje del cuerpo y performances en imágenes, mientras la célebre fotógrafa alemana “Candida Hofer” exhibe extraños escenarios y grandes formatos. No obstante las exposiciones de mayor frecuentación son las clásicas todavía:”Rembrandt dibujante”, virtuosidad gráfica, que puede ser admirada tambien, fuera del Louvre, en dos magnificas exposiciones de sus grabados, y la formidable muestra del dibujante y pintor inglés “William Hoggarth 1697-1764”, admirable retratista, que revela con crudeza y realismo crítico el presente de la sociedad de su tiempo, para nosotros el aspecto más contundente de su obra..

En fin, cada institución pública museal parisina -Quai Branly, Orsay, Biblioteca Nacional, Orangerie, Artes Decorativas, Ciencias e Industrias, Música, y muchos otros-  agrega a sus colecciones permanentes, exposiciones, dominando las colectivas, frutos de largas investigaciones, mientras las individuales favorecen las retrospectivas. El espacio nos falta…al igual que faltó el tiempo para verlas todas.

Otros espacios y exposiciones

En el  nacimiento de los Campos Elíseos, las Galerías Nacionales del Grand Palais y el Petit Palais presentan las magnas exposiciones del momento. En el Petit Palais fue donde se alojó la retrospectiva de Theodor Chassériau en el 2003.  En esas mismas galerías están dos exposiciones sensacionales y contrastantes: “Retratos públicos, Retratos privados – o el maravilloso arte del retrato en el siglo XVIII y XIX , según las escuelas europeas e imágenes pintadas y esculpidas -las pinturas sobresalen- de personajes célebres- hay sus anónimos-, figuras de poder, donde se destaca la exquisitez del clasicismo.

Luego la exposición: “Erase una vez Walt Disney” o las fuentes del arte de los estudios Disney, ¡una vez vencida la aprehensión!, provoca una verdadero deslumbramiento y no sólo en los niños. Un despliegue de los dibujos animados y las famosas películas de Walt Disney, propone una visión nueva y ampliada: las fuentes de inspiración numerosísimas que se utilizaron desde el primer Mickey hasta los 13 largos metrajes de animación y el intento de colaboración entre Walt Disney y Salvador Dali! No se sale del encanto que causan las maquetas y diseños originales sirviendo de base a las películas. Los colaboradores de  Disney fueron grandes artistas y no es el menor detalle: a lo largo del recorrido cronológico, se proyectan breves extractos de las versiones fílmicas. La exposición es inmensa y termina por ejemplos de arte contemporáneo que se inspira en Walt Disney. ¡Qué empobrecimiento y mal gusto se hubiera debido eliminar!.

Ahora bien, no se puede pasar por alto  muestras más pequeñas e insólitas, como las “Locuras Vegetales” -presentadas en el Espacio Electra-. Patrick Blanc, artista y biólogo investigador, autor de la fachada vegetal del Quai Branly, suma a increíbles fotos de plantas tropicales “inteligentes” seis instalaciones naturales, hermosísisimas y fehacientes de caudal y recursos de la plantas. ¡Un homenaje ecológico, el inevitable tema del día!

…No cabe duda: las exposiciones son el deporte invernal de los parisinos.

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