Una  de las estructuras poco apreciadas son las situadas en el techo de los templos, principalmente en el borde esquinero de sus campanarios, llamados  pináculos, elementos curiosos y pintorescos.

Así, llegando al Convento de los Dominicos, primer templo de piedra construido en 1511, éste  tiene un frente de estilo gótico con pilastras de placas recortadas y un rosetón.

En su remate tiene una cúpula de torceletes y, según el sistema isabelino, los brazos, así  como los dos tramos están cubiertos con dos cortas bóvedas cuatripartitas apoyadas encima  de adornos esculpidos que sobresalen.

Sin embargo, en el techo del lado norte está el campanario, cubierto de tejas planas y construido sobre pilares del primer tramo, el cual -arrimado en el frente- presenta un corto contrafuerte inclinado; además, en cada margen lateral se aprecia un estrecho pináculo con dos metros de alto del mismo material.

En  la Catedral Primada de América, monumento histórico construida en 1540, que encierra una mezcla de los estilos góticos y renacentistas, encontramos que su fachada es plateresca, y su cuerpo está tallado con piedra coralífera. Ésta presenta la parte superior de dos aguas, la cual está cubierta de tejas planas. Con un cuerpo rectangular con un metro de alto,  cuyo remate forma una pirámide de cuatro caras.

También el otrora templo de San Lázaro,  construido en el siglo XVI, presenta una nave central con ábside pentagonal, cubierto con bóveda de medio cañón  con nervaduras de ladrillo.

Ya en el techo se aprecia una espadaña de ladrillos de dos niveles en el vértice de la esquina que mira al sur. El primero tiene dos ventanas arqueadas y en el segundo tiene encima  otro cuerpo que presenta el ángulo cortado al tener allí otra ventana, pero ya arriba en cada lateral  hay  un corto grueso pináculo cuya parte superior también tiene la forma de una pirámide.