Vitalidad y reflexión en obras de Iris Pérez

Vitalidad y reflexión en obras de Iris Pérez

Varias visitas a la muestra conjunta de Iris Pérez y Rosalba Hernández, presentada a raíz de la apertura del Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo (03/09/09), me han permitido acceder-¡al fin!- hasta “el punto del sabor”. Instante prospero y cristalino en que la mujer y la artista vuelan hacia el fértil abismo del asombro y estallan sobre los límites de sus sombras, búsquedas y certezas espirituales. Así que el salto de Iris Pérez es sobre ella misma y sobre todas sus otredades, llegando a materializar una producción plástica cuyos elementos más impactantes son su calidad estética y su vitalidad energética, así como una carga reflexiva profundamente humana.

Iris Viviana  Pérez es una figura clave en el arte dominicano de las ultimas dos décadas. Problemáticas “oscuras” como el tráfico de personas y  órganos humanos; la explotación sexual infantil y la niñez desvalida; las estructuras socioculturales autoritarias;  la alienación; los pormenores del despojo; el asesinato y su impunidad,  son asuntos inevitables a la hora de la reflexión imaginativa sobre la condición humana para esta artista excepcional, reconocida en su despunte (1994) por sus implicantes instalaciones y performances  bajo un título definitivamente álgido y sombrío como “La Danza del Hambre”.

Aparte de la interactiva y lúcida instalación “Caja de Poemas”, la mayoría de las obras que Iris presentó en el LABEAC fueron extraídas de sus series “Nuevo Mundo” y “Energía Humana” (2009). Al respecto, la artista aclara que “son dos series que están enlazadas y el mensaje que llevan es sumamente  esperanzador e importante para que nuestro mundo pueda convertirse en un lugar habitable y mejor a través de nuestras acciones y la calidad de energía que transmitamos… Una de las principales intenciones al realizar estas series,  las que abarcan dibujos, pinturas esculturas y cerámicas,  es que sean un reflejo  para todo el  que se acerque, que las personas entiendan que ese proceso curativo que llevan cada uno de estos personajes puede transmitirse a ellas mismas. Finalidad: La paz encontrada, la paz vivida, la paz reflejada y la paz transmitida”.

Sin embargo, más allá de este mensaje que, en última instancia, nos remite al poder vital de la práctica artística como experiencia lúdica y hecho solidario, en la obra reciente de Iris Pérez  se instala una descarga energética que excita e incita de distintas maneras la disposición perceptiva y la misma sensibilidad de los espectadores.

Y, precisamente, eso es lo que parece haberle sucedido  a la  mayoría de los miembros del Jurado de Premiación de la XXV Bienal Nacional de Artes Visuales, abierta hasta mediados de noviembre en las tres plantas principales del Museo de Arte Moderno. De manera unánime y solidaria, los artistas, los especialistas, los coleccionistas y el publico, han respondido al bochorno y a los juegos desprevenidos de unos “jueces” ensimismados en la frivolidad  que evitaron “a rajatabla” la confrontación del dibujo díptico de Iris Pérez, titulado “Energía Humana”, una de las obras que mayor atención sigue teniendo entre los visitantes de la Bienal y, hasta ahora, el trabajo más significativo de la serie.

En estos trabajos de Iris Pérez, opera una fantasmática “de carne y hueso”, una imagética del signo y el garabateo como fragmentaciones densas y visualmente reactivas. Se trata  de una verdadera espectrología, transparente, crítica y catártica. A través de estos juegos y diálogos espectrales la artista nos prepara para la experiencia del estrépito inefable. Pero hay algunas claves, tales como esas extrañas presencias transfigurales y los “desafiantes” “niños proféticos”  de facciones y miradas desdibujadas que siguen rompiéndonos los ojos desde-y sobre- los infamantes escenarios cotidianos de la des-ilusión y la des-esperanza.

“A través de toda su existencia el ser humano va acumulando distintas experiencias  las que lo llevan a constantes cambios físicos, mentales y espirituales. En muchos casos, pruebas de fuego  transformadoras de energías que, dependiendo de  cómo se acumulen en nuestro cuerpo, pueden crear cambios que pueden afectar todo nuestro entorno, positiva o negativamente. Si canalizamos bien nuestras energías, que son las  que permiten que nuestros órganos vitales funcionen, entonces podremos reflejar y transmitir a nuestro entorno todo lo que llevamos dentro y lo que nuestro mundo necesita: felicidad,  armonía, salud, esperanza y amor”

En las obras recientes de Iris Pérez, la energía de la luz y la  materia es ahora más substancial, primordialmente positiva. Pero la carga crítica y emotiva  en los espacios pictóricos “contaminados”  opera y persiste al máximo de su  efectividad metafórica. La historicidad, el drama infantil  a nivel global y sus propias devastaciones existenciales, retroalimentan la visión especializada de una sensibilidad depurada, íntegra y éticamente transparente. De esta manera, Iris Pérez asume su etapa de madurez creativa con la misma altura y discreción de su rebelde y fascinante compromiso con “El barrio” y con su tiempo

Iris Pérez

Nacida en Santo Domingo (1967), es egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Realizó talleres de especialidad en el área de  pintura y escultura  con los maestros Leopoldo Pérez y Domingo Liz. Actualmente es docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes, el Museo del Dibujo Contemporáneo, la Academia Latina de Artes Visuales y el Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo. Ha impartido docencia en la  Facultad de Humanidades de la Universidad INTEC, entre otras instituciones.

En los últimos años, Iris Pérez ha estado participando con frecuencia en importantes eventos a nivel nacional e internacional. En el 2007 exhibió como parte del programa de artistas en residencia del  Performance Art Forum (PAF), Reims, Francia; “Faces of Times”, Berlín, Alemania y presentó su muestra retrospectiva de dibujos y pinturas en Marisall Gallery, Zagreb, Croacia. Actualmente  participa en “7 women 7 countries”, Museo de las Américas, Miami y en “Women of The World”, curada por la artista visual Claudia Demonte y la  Facultad de Artes de la Universidad de Meryland, Estados Unidos. Esta muestra colectiva itinerante ya ha escalado en White Columns, Nueva York (2000), Tucson Museum, Arizona (2001), Women’s Art Gallery, Ohio (2002), Mobile Museum, Alabama (2004),  Tallinn Art Hall, Estonia y City Hall, Amman, Jordania (2007).

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