POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
El callejón de Regina, que se inicia en la calle Arzobispo Portes y culmina en la Padre Billini, tiene un suelo adoquinado de hormigón armado, cuya construcción provocó que las 23 casas y un templo que existen a lo largo de ella no tengan aceras. En el área sólo se aprecian varios árboles de trinitarias.
Lo mismo pasa en la calle Macoríx, que se inicia también en la Arzobispo Portes y desemboca en la Padre Billini, la cual tiene una superficie adoquinada de ladrillos hasta la explanada del frente de la iglesia del Convento de los Dominicos, donde aparecen restos del cimiento de los muros de la otrora Universidad Santo Tomás, cerrado al final con pilotillos de piedra que tenían las entradas de dicho recinto universitario.
Allí, las catorce viviendas existentes no tienen aceras, sólo algunos redondeles enladrillados con matas y tarros de piedra sembrados de palmas, cerrados ambos extremos con cadenas.
Asímismo, está adoquinada de ladrillos la otrora calle Valverde y Lara, la cual separaba el Parque Duarte con las seis amplias casas existentes actualmente y que no tienen aceras. Aquí también se observan algunas matas de trinitarias.
Así aparece el suelo que partiendo de la calle Las Damas y cruzando la Isabel La Católica es parte de la Arzobispo Portes, también adoquinada de hormigón armado, cuyas 13 casas aparecen sin aceras; hay varias matas en el medio, con redondeles cuyos bordes están rematados de ladrillos inclinados.
También, la calle Pellerano Alfau, que comienza en la calle Las Damas y desemboca en la Isabel La Católica, está adoquinada de hormigón armado, pero sus seis anchas residencias coloniales no tienen aceras.
Allí, solamente la vivienda número 5 es la que tiene una doble escalinata con siete peldaños de piedra tallada en cada lado, debido a que ésta antaño fue construida encima de una loma, vía que también tiene algunos árboles laterales y puertas enrejadas que de noche la cierran.
Por igual está la superficie de la Plazoleta de los Curas, que antaño era parte de la prolongación de la calle Arzobispo Nouel, hoy cerrada de noche en ambos extremos, por puertas enrejadas de hierro.
Su adoquinamiento es de ladrillos, en la cual aparecen algunas jardineras, una fuente de agua, el monumento al niño por nacer y el respiradero del túnel interno de la Catedral, donde se puede observar, en el lateral izquierdo, las viviendas curiales que están sin aceras, además arrimados a las paredes se observan varios bancos de piedra y granito.
Igualmente, adoquinada con hormigón armado y con escalinatas se ve la parte final de la calle Isabel La Católica, que desemboca en el otrora fuerte de Santa Bárbara, cuyo templo del mismo nombre está al lado, donde también se observan tres viviendas antiguas de alto, que tampoco tienen aceras.
Del lateral que corresponde a la otrora cuesta de Santa Bárbara, actualmente cerrada, ahora se puede apreciar un adoquinamiento de hormigón armado con escalinatas que tampoco tienen aceras. Allí, en el lateral izquierdo, solamente aparecen cuatro amplísimas viviendas con matas en jardineras y al otro lado el templo del mismo nombre.
También adoquinado se puede observar el trocito de la calle Hostos, que pasando la cuesta de San Diego, llega al cruce de la Restauración, y frente a las ruinas de San Francisco, donde aparecen ocho viviendas sin aceras, hay sólo matas laterales, cerrada por ambos extremos con cadenas.
De la misma manera, una parte de la calle Duarte, entre la intersección de las vías Juan Isidro Pérez y Las Mercedes, se puede observar en el lateral izquierdo una hilera de viviendas antiguas de dos épocas, las cuales a partir de la número 299 hasta la 405 tampoco tienen aceras, al verse únicamente el contén de ellas y el tope del codofalto de la arteria.