El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha demostrado torcerle el pulso o de cualquier manera, imponer sus designios, por sobre el presidente Barack Obama en dos rounds recientes.

El primero de ellos fue con la cuestión de Siria, frenando el ímpetu original del presidente Obama de dirigir una operación quirúrgica de drones para acabar con la tiranía hereditaria del presidente Bachar el Asad y tres años de guerra de exterminio.

Rusia tiene en Tartús, Siria, la única base naval del Mediterráneo, y ante esa realidad en que Putin demostró desde un principio no ceder, Obama usó su política apaciguadora de resolver los conflictos por la vía diplomática, que suena extraño, cuando el proceder histórico del imperio resulta diametralmente opuesto a esa actitud.

El presidente Theodore Roosevelt (Teddy) aconsejó para superar los conflictos externos echarle el brazo izquierdo por el hombro al contrario, hablarle quedo, y en la mano derecha asir un gran garrote. Es lo que la historia conoce como el Big Stick.

El presidente Woodrow Wilson exhibió la Diplomacia de las Cañoneras en una época crucial para los Estados Unidos como fue la I Guerra Mundial (1916-24), para imponerse a cualquier disidencia que estorbara los planes imperialistas ante la conflagración mundial.

En el segundo round Putin-Obama, recién el 15 de este mes, Putin logró mediante elecciones en Crimea, el apoyo del 95% de sus ciudadanos, en su mayoría rusos, para independizarse de Ucrania, y donde Moscú tiene en Sebastopol su única base naval en el mar Negro, ignorando las amenazas de sanciones de Obama y la Unión Europea.

El 12 de este mes, Putin retiró de los Bonos del Tesoro norteamericanos US$105 millones, sin que Obama interfiriera. Suena la campana.