VLADIMIR VELÁZQUEZ MATOS – Navidad y Año Nuevo

VLADIMIR VELÁZQUEZ MATOS – Navidad y Año Nuevo

Amables lectores, cuando se publique este artículo ya habrá pasado la Nochebuena y será Año Nuevo, por lo que dentro de lo posible, quisiéramos que hayan pasado una feliz Navidad y que este sea un año de veras próspero, en donde se puedan materializar, aunque sea algunas de sus aspiraciones personales, pero sobre todo, las que son proyecto como conglomerado social, es decir, de nación.

Como es evidente para todo el mundo, el año transcurrido ha sido pletórico de frustraciones, pues al pasar un justo balance de lo que ha debido ocurrir en un país que hasta hace poco se enrumbaba hacia el progreso y de lo que es el manejo justo y correcto de todo el andamiaje del poder, nos damos cuenta de que todo ha sido un interminable rosario de calamidades y despropósitos que han destruido nuestra calidad de vida, la tranquilidad psíquica de la que nos vanagloriábamos, y, sobre todo, ha despedazado por completo las esperanzas hasta las más recónditas fibras de nuestro ser, en otras palabras, ha destruido la poca confianza que le teníamos al sistema, tanto así, que la actual megacrisis en todos los renglones que vive y padece en esta patria, crisis sin parangón en lo que llevamos como república, ha sido causada por la pertinaz tozudez de un gobierno sin concepto e ignorante absoluto de lo qué es el Estado, pero principalmente malvado, que ha empeñado no solamente nuestro destino, sino el destino de nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos.

Y este mensaje de año nuevo no lo expresamos porque tengamos una personal animadversión hacia el actual gobernante, el agrónomo presidente Mejía; no, sino por lo que ha hecho con este país, o más bien deshecho, tal vez como es la tónica posmoderna de la deconstrucción, o como lo sería un rey Midas al revés, pero en este caso del Estado, que de ser uno de los que estaban bien encaminados hacia una verdadera institucionalidad democrática y de tener uno de los productos bruto interno de mayor crecimiento en el hemisferio, viviendo durante largo tiempo con una paz social envidiable a nivel mundial y en donde los inversionistas extranjeros veían con confianza a nuestro territorio como un lugar propicio en donde realizar dichas inversiones, hemos pasado de la noche a la mañana, en el breve lapso de tres años y cuatro meses, a ser un país inviable, destruido casi hasta sus cimientos por la ineptitud, la rapiña y la carencia de todo sentido patriótico debido a la ignorancia visceral de lo que representa el ejercicio de un gobierno que trabaje en serio por y para el pueblo, sumado a ello la falta del más mínimo escrúpulo en cuanto a lo que es éticamente correcto o no, en donde las rebatiñas personales de las diversas facciones del partido en el poder, unido a una impopular e improcedente repostulación presidencial, han precipitado a este país al fondo de un gran abismo.

No podemos hablar de felicidad y un próspero año nuevo, cuando en los hospitales mueren pacientes a diario sin justificación de ningún tipo, principalmente niños, por falta de implementos quirúrgicos, medicinas y camas.

Tampoco podemos hablar de felicidad cuando ha habido un fracaso total en la política agraria, en donde un simple paquete de ajíes cubaneta ronda los setenta pesos, un cartón de huevos los cien, la lata de lecha para los niños los seiscientos pesos, y se nos quiera tomar el pelo diciendo que en Inespre se consiguen más baratos, cuando la verdad es que al apersonarse uno por allá, dizque por los benditos precios, no aparece de nada de nada.

Es imposible hablar de felicidad cuando cada día nos golpean con más impuestos, en donde los servicios del agua, la luz y el transporte están exhorbitantemente más caros y nos lo dan a cuentagotas; en donde ha habido una devaluación progresiva y sostenida de nuestro signo monetario, además de servir nosotros como mulos de carga para pagar el oneroso fardo de las quiebras fraudulentas de varios bancos que este gobierno manejó de pésima manera.

Es imposible hablar de felicidad y próspero año nuevo, cuando vemos como mejor salida a nuestros males económicos lo que la mayoría de las naciones evita, pues su injerencia es un trauma profundo para sus ciudadanos, es decir, la firma con el FMI, ya que los actuales incumbentes han demostrado ser tan maliciosamente ineptos, un cero total a la izquierda en política económica, que nos han embarcado en una deuda tan colosal en donde no habrá un mañana para los dominicanos.

En fin, amables lectores, pese a que nos gustan estas fechas de navidad y año nuevo en la cual renovamos nuestras aspiraciones personales junto con la familia, además de ser una temporada que nos trae tantos felices y hermosos recuerdos de nuestra niñez y mocedad, no podemos sustraernos ante la triste y terriblemente peligrosa realidad que hoy, y por muchos años más, penderán, cual espada de Damocles, sobre nuestras ya más que laceradas espaldas.

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