Vladimir Velázquez Una plática acerca del arte

<P>Vladimir Velázquez Una plática acerca del arte</P>

 POR LEÓN DAVID
1)- ME DA LA IMPRESIÓN DE QUE EL ARTISTA CONTEMPORÁNEO –TANTO AQUÍ COMO EN EL EXTRANJERO – HA ECHADO A UN LADO EL IDEAL DE BELLEZA. ¿CUÁL ES TU OPINIÓN AL RESPECTO Y A QUE TÚ ATRIBUYES ESE FENÓMENO?
¡Bueno León..!, no hay que tener una visión de rayos X como Superman, ni mil y un Ph.D. en cualquier disciplina, en particular, historia del arte, para percatarse que este es uno de los peores momentos para el creador serio en sentido general (porque no solamente la plástica está en crisis, sino la literatura, la música, la danza, el cine, etc), en donde prima la novedad por sí misma, el escándalo para hacerse notorio, la pseudo exploración conceptual en desdoro del oficio, lo vano sobre lo culto, y la idea de que basta con que la obra sea efímera para cumplir su función, en donde una especie de clonación en progresión geométrica de la mediocridad, pone en entredicho este período con relación a todos los demás, denominado por los sesudos teóricos de hoy como posmodernidad.

Si creyera en lo esotérico, pensaría que se trata de un cambio del ciclo solar astrológico, pero como en ese aspecto tengo los pies sobre la tierra, estoy seguro que estamos al final de una civilización, o más bien, al final de un modelo socio-económico que ha sido incapaz de satisfacer las aspiraciones más elementales de la mayoría de la gente del mundo (a excepción de los ricos), siendo más bien la negación absoluta de todo lo humano y espiritual, bautizado acertadamente por el desaparecido papa Juan Pablo II como «capitalismo salvaje», el famoso modelo «neoliberal»que tantos adeptos tenía y que hoy sus áulicos reniegan como el diablo a la cruz, llevándose, como poderoso tsunami, todos los valores y logros humanos, entronizando sólo lo material, utilitarista y efectivo.

Como el arte es un reflejo de esa vivencia, absorbe lo que los alemanes llaman «zeitgeist», manifestando la misma oquedad, el sin sentido de lo banal, fácil, rebuscado en el concepto y light del momento.

Pero también el arte es un lucrativo negocio y los grandes trust galerísticos que manejan el negocio no pueden darse el lujo de perder tiempo con creadores que medren en la exactitud, la belleza y la coherencia del discurso, pues ello conlleva tiempo, cuidado y larga meditación, lo que impide el alto volumen de producción que el mercado de hoy exige, creándose al vapor individuos capaces -no artistas- de producir artilugios que satisfagan una demanda equis, con la anuencia de avezados «expertos», padrinos estos de tendencias artificialmente concebidas.

La belleza, y tú bien lo sabes como creador literario que eres, es algo muy difícil de lograr, pues requiere de tiempo, grandes esfuerzos y no pocas frustraciones. En una cadena de montaje no se puede ni se debe pensar, sólo poner una pieza tras otra, y después la otra, y luego la otra…

2)- ¿PARA SER BUEN PINTOR BASTA CON POSEER TALENTO, O TAMBIÉN ES IMPORTANTE LA CULTURA, EL DOMINIO TÉCNICO, O LA ASIMILACIÓN DE LO MEJOR DE LA TRADICIÓN UNIVERSAL?

Para responderte, te contaré una experiencia que viví hace algunos años en Nueva York junto con mi esposa, y es que visitando el MOMA ubicado en la zona del Village, se exhibía una muy comentada exposición de un artista contemporáneo cuya obra –si es que a aquello se le puede denominar así- consistía en decenas, tal vez cientos de bastidores en blanco de todas las dimensiones imaginables colgados en las paredes de la segunda planta, en donde asomaban, tímidamente, algún que otro curioso (mi esposa y yo).

Sin embargo, en el mismo edificio, en la primera planta, había una extraordinaria exhibición de Paul Klee, y ésta sí que estaba repleta de un público de veras fascinado.

Moraleja: Paul Klee era un artista muy talentoso, culto, con un dominio absoluto de la técnica y entroncado en lo mejor de la plástica universal; el otro, el de las telas en blanco –no me tomé la molestia ni de aprenderme su nombre-, es la negación a todo lo anterior, y por eso el público, instintivamente, aún a sabiendas que los principales diarios hablaban de la «maravilla .invisible» que se exhibía en el MOMA, prefirió colmar las salas en donde sí había uno que evidenciaba todas las cualidades de tu pregunta.

3)- ¿QUÉ DIFERENCIA, A TU JUICIO, TIENE EL DIBUJO DE LA PINTURA? ¿DESDE EL PUNTO DE VISTA ESTÉTICO, ESTÁ UNO POR ENCIMA DEL OTRO?

Decía Ingres: «se dibuja como se pinta y se pinta como se dibuja», y supongo que hacía tal aseveración, porque veía a ambas disciplinas con igual importancia, como dos caminos que se complementan más que interferirse.

Si nos vamos al aspecto eminentemente técnico en cuestión, el dibujo es simplemente la representación de un objeto o grupo de objetos imaginarios o reales en donde priman la forma y los aspectos lineales por sobre la mancha (aunque esto no quiere decir que no existan maravillosos dibujos que traspasan la frontera de la pintura).

En cuanto a la pintura, es la expresión en donde la mancha, los campos y masas de color y la relación armónica entre ellos es lo que dicta sus reglas.

Ahora bien, ¿es esto realmente así? Creo que no, pues hay pinturas que tienen un sólido andamiaje dibujístico, así como dibujos en papel tan bellamente coloreados que pueden pasar como pinturas; ahí están los maravillosos pasteles de Chardin.

Hay y ha habido artistas que lo que hacen es iluminar un dibujo, y lo que pintan es realmente un gran dibujo a color. Durero y Holbein son dos buenos ejemplos.

Hay otros que pintan pintura, dándole más importancia al color, al diálogo entre matices y contrastes cromáticos, y hasta cierto punto, el color y sólo el color es el protagonista del cuadro. El Greco, Chagall o Kandinsky, se entroncan por esta línea.

¿Qué pienso yo? Que cualquier camino es válido siempre y cuando el resultado sea bueno, porque corroborando lo dicho por Ingres, ambos son importantes para la expresión plástica.

Sin embargo insisto: el dibujo es la base del arte, porque no se puede bailar ballet si aún no se sabe gatear, tal como la gramática y la sintaxis lo es para la literatura, la armonía y el contrapunto para la música, y la dramaturgia y la fotografía lo es para el cine.

Cuando se tiene la oportunidad de apreciar la atención que los grandes maestros prestaban al dibujo como disciplina, uno se da cuenta de que eso es una regla de oro, si no, mírese el acervo producido desde da Vinci hasta Picasso.

4)- ¿QUÉ PERSIGUES TÚ COMO ARTISTA CUANDO PINTAS UN CUADRO?

Esta sí es una pregunta difícil de contestar porque aún me cuestiono la razón de ser mi arte; sin embargo, no encuentro mejor medio de canalizar una serie de obsesiones, energías ocultas, que siempre vuelan por ahí, dentro y fuera de mi cabeza, y que no sabría, aunque quisiera, cómo definir.

Quizás el término justo es el que usarían los jungianos, es decir, dejar que «la sombra», ese otro yo conformado por materia del inconciente, de la represión, la cultura y demás, sea la que guíe esas formas, los monstruos que tanto trabajo me cuestan, para crear unas imágenes que jamás cuestiono porque han vivido conmigo desde que tengo uso de razón, y que están ahí, supongo, para expresar algo.

Ahora bien, esas imágenes se retroalimentan por diversas vías, ya sea por lo que veo a mi alrededor, a lo que leo y observo en los diversos medios de comunicación, a cómo afecte a mi sensibilidad la lectura de un buen libro, una película, la interpretación de una pieza musical, etc.La guerra en Irak, ese inconmensurable crimen contra la humanidad perpetrado por los Estados Unidos, es un material abominable a la condición humana, sin embargo me ha permitido a realizar algunos de mis mejores y más sentidos trabajos.

Pero independientemente de lo que sea, en lo que nunca me pierdo, y en esa parte sí que soy muy quisquilloso, es que por terrible que pueda ser la visión que desee representar, trato de ejecutarla con la mayor pulcritud y cuidado de acuerdo a mis posibilidades. Soy muy exigente y riguroso conmigo mismo, por tanto, soy el crítico más tenaz con mi obra.

5)- ¿CUÁLES HAN SIDO TUS GRANDES MODELOS EN EL CAMPO DEL ARTE?

Siempre, desde que era muy joven, he tenido algunos modelos, y éstos, como es natural, han cambiado en la medida en que he ido madurando.

Antes, para mí, Dalí era el artista paradigmático a emular, un pintor al que tenía presente en mi mente en todo momento.

Pero tuve la oportunidad de viajar y ver la obra de este pintor bien cerca, y fue tanta la decepción, que me pareció un burdo timador (los cuadros de Dalí se ven mejor impresos en libros que tener a los verdaderos enfrente), impresión que vino a potenciarse aún más cuando leí la monumental biografía de Ian Gibson, en donde prácticamente destruye su mito.

Pude visionar bien de cerca a muchos que sí son verdaderos genios, como lo son Rembrandt, Velázquez, el Bosco, Durero, Grünewald, Miguel Angel, Rafael, da Vinci, Van Eyck, Vermeer, Rubens, Gericault, Delacroix, Goya, Van Gogh, Monet, Otto Dix, Egon Schiele, Picasso, De Chirico, Ernst, Bacon, Balthus, López, Tübke y tantos otros, que me han dejado una huella indeleble en mi alma, pero además una enseñanza, y es que observando sus obras, estudiándolas, aprendí que la obra de arte es fruto del más arduo trabajo, además del inconformismo, es decir, en no quedarse en las meras fórmulas para la repetición ad infinitun, sino que cada pintura es un campo de batalla que busca rozar ese absoluto denominado belleza.

6)- ¿CUÁLES SON LOS PROBLEMAS DEL ARTISTA EN LA ÉPOCA MODERNA?

Al principio de esta conversación te dije lo que para mí es la gran retranca del creador responsable, aquel que no se le encandilan los ojos ante lo vacuo y falso del presente, en el cual, parecer es más importante que ser, en donde el llamado «éxito» se obtiene mediante mecanismos extra artísticos, como los compadrazgos o filiaciones clánicas, y que si también cuentas con los recursos económicos necesarios, aunque seas un amateur, puedes exponer en donde desees, además de comprar la opinión de cualquier «conocedor» (con sus excepciones, claro está).

Creo que el problema fundamental de este mal que ha ido erosionando al arte y al buen gusto es, además de la relativización de los valores éticos y estéticos, que ya no existen los relevos para esas voces de gran peso específico en el estudio y la divulgación del fenómeno artístico, personalidades estas que jamás buscaban un fatuo protagonismo a modo de vedette, sino que como maestros ejemplares que eran, orientaban a un público no especializado con un lenguaje entendible pero profundo(Gombrich, Clark, Squirru, etc), y ese relevo, por desgracia, lo han tomado entes microcefálicos y mezquinos, henchidos de petulancia ante lo que pueda parecerles ajenos a sus limitados horizontes cognitivos, encerrados en unos preceptos dogmáticos acordes al vandalismo que impera por doquier.

Son los tapones de corcho que dificultan el desarrollo, aquí y afuera, a todo artista que no se ajuste a sus lineamientos conceptuales, convirtiéndose en dictadores del gusto, en satanizadores de la tradición, causando tales estragos que, en concursos como las bienales de Venecia, Kassel o Sao Paulo, pontifican «el fin del arte», o que el arte ya no debe causar placer a nuestros sentidos ni emocionar la sensibilidad, sino sólo movernos «intelectualmente», como si el arte fuera una fórmula físico-matemática o un complejo silogismo.

Esa es la razón, según mi parecer, del porqué tanto artista joven, en vista de esta ambigüedad del valor plástico, tomen la vía del facilismo presentando obras pobres a los concursos y exposiciones, porque al fin y al cabo, de acuerdo a la veleidad de los «conocedores», se los aupará o no, independientemente de que se tenga o no talento.

7)- ¿QUÉ PIENSAS DE LA CRÍTICA DE ARTE EN NUESTRO PAÍS Y EN EL EXTRANJERO?

Hay un dicho que reza: «El que sabe, sabe. El que no sabe, enseña; pero el que no sabe enseñar es crítico».

Claro está que esto es una broma, pero en toda broma hay un trasfondo de verdad.

Un crítico es un especialista con un amplio sentido de degustación y conocimientos teóricos, permitiéndoles estas herramientas desentrañar los misterios que encierran las obras de arte que se les escapa al común de los mortales.

Hay profesionales que ejercen ejemplarmente este rol educando al público; otros, no pocos, quieren ser los protagonistas del fenómeno creativo, el cual, siempre ha sido un proceso muy íntimo y exclusivo entre el artista y su propia obra, de tal forma que se ha llegado al colmo de arremolinarse el crítico, el curador y el intermediario (marchandt), e inmiscuirse desenfadadamente en el proceso de creación, absurda actitud que anula de plano a su autor. Es tanto así, que si este fenómeno lo trasladáramos al mundo submarino, y tuviéramos ante nuestros ojos el rarísimo espectáculo de ver a un nutrido cardumen de voraces rémoras viajando solas y muy juntas, no debería extrañarnos, pues sin duda al acercarnos podríamos vislumbrar que están firmemente adheridas, devorando cuanta sobra deshecha, el gran pez que imposibilitan ver.

En nuestro país hay plumas responsables y muy sólidas; huelga decir sus nombres porque todos las conocemos. Pero también existe un grupo de enganchados, carentes absolutos de conocimientos en la materia, además de exhibir un discurso incoherente y esnob, quienes teniendo proclividad a lo malsano y destructivo, le adicionan a sus planteamientos un insondable complejo de Guacanagarix que ha horadado hasta los cimientos a la cultura, cosa que sólo el tiempo podrá ponderar sus profundos daños.

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