Voces de los aljibes

Voces de los aljibes

–En la ciudad colonial de Santo Domingo hay muchas casas con patios sombríos y acogedores. Algunos de esos patios tienen viejos aljibes, cuyas bocas han sido cerradas con cemento. La casa del notario Francisco Tostado de la Peña, lo mismo que la “Casa del Tapado”, conservan sus aljibes a la vista de los visitantes. Y como estas, existen muchas otras: en la calle Luperón, en la calle Isabel La Católica, Arzobispo Meriño. Los aljibes, en el siglo XVI, servían solamente para almacenar el agua que consumían los habitantes de estas viviendas. Para los arqueólogos son un “reservorio” de objetos de la antigüedad. Piezas de cerámica, cubiertos de plata, monedas, van a parar al fondo de los aljibes.

–Pero algunos historiadores aseguran que en ciertos meses del año los aljibes dejan salir voces del pasado. Son algo así como confidencias o revelaciones de personas que vivieron allí hace siglos. Un escritor dominicano propuso a los arqueólogos que usaran estetoscopios para “auscultar a los aljibes”. Un periodista incrédulo lanzó la conjetura de que estas voces podrán venir a través del alcantarillado construido por el gobernador Nicolás de Ovando; que el “llanto actual” de una mujer maltratada en la proximidad de Las Atarazanas, podría escucharse en el aljibe de la “Casa de Tostado”. Entonces surgió la teoría acústica de “los ecos de la ciudad colonial”.

–Un problema –hasta ahora sin resolver– se presentó cuando alguien dijo haber oído, en un aljibe de la calle Mercedes, voces en inglés antiguo y en “creole”. Estos trozos de conversaciones parecían de tripulantes de las embarcaciones de Francis Drake, de soldados de la época de la dominación haitiana. Un vendedor de equipos de sonido ofreció unas grabadoras para ser instaladas en la boca de los aljibes. Sostenía que los estetoscopios eran piezas de “tecnología anticuada” y, además, tenían el alto costo de los “horarios de audición”.

–Para estimular el turismo deberíamos conservar los edificios del siglo XVI, incluyendo sus aljibes. Las sabidurías de arqueólogos, arquitectos e historiadores, son sumamente importantes. No son menos importantes los servicios alimenticios que se brinden a visitantes de la zona colonial. No deberían “desperdiciarse” mitos, leyendas y consejas. Forman parte del aderezo de venta del negocio turístico.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas