Los volátiles se caracterizan por ser inseguros en el trato con otras personas
Hay todo tipo de almas, de personalidades, de estilos, de carácter y preferencias, pero para mí particularmente, unos de los más difíciles de asimilar porque me impactan mucho, son las personas volátiles. Aquellas que, en lo social, se consideran así en sentido peyorativo, porque cambian de opinión constantemente, tiene valoraciones inestables o experimenta altibajos emocionales en sus relaciones personales, es decir, se caracterizan por ser inseguros en el trato con otras personas.
En realidad, el adjetivo volátil se refiere a la cualidad de ciertas sustancias que se evaporan con facilidad porque su punto de ebullición es bajo (por ejemplo, la gasolina o el alcohol). Y toda aquella sustancia u objeto que vuele, es igualmente volátil, ya que hay objetos y elementos de la naturaleza que, de manera espontánea o mediante un dispositivo, tienen esta capacidad (el polvo, las hojas de los árboles y, por supuesto, las aves).
Pero resulta que la palabra volátil también puede ser empleada en diversas áreas para referirse a una serie de fenómenos económicos, científicos y sociales que, en un sentido figurado, se relacionan con lo que vuela, se eleva o se dispersa en el aire.
De manera figurada, también se emplea este calificativo cuando se le aplica a los individuos que cambian de parecer con frecuencia, que son vacilantes en sus apreciaciones y que no tienen un criterio definido. Decir que alguien es una persona volátil, es claramente despectivo y pone de relieve su inconsistencia a la hora de tomar decisiones. De ahí que el término latino llegara a nuestro idioma como volátil, en forma de un adjetivo que puede emplearse para calificar a aquello que está en condiciones de desplazarse por el aire. Y a partir de este significado, el concepto se utiliza en diferentes ámbitos y contextos.
Se aplica además a toda persona que es inconstante o cambiante en su estado de ánimo y emociones. Esto puede reflejarse en sus gustos u opiniones y observaciones, pero también a nivel interpersonal. Ya que la volatilidad puede darse en la inestabilidad para mantener relaciones con otras personas; y muchos son sujetos que no pueden mantener una relación por mucho tiempo, tal y como en el terreno de la física y de la química, se califica como volátil a la sustancia que tiene predisposición para convertirse en vapor, modificando su estado.
Lo difícil de todo esto es que el carisma es tan volátil como las emociones que suscita. Con mucha frecuencia produce sentimientos de amor, pero son difíciles de mantener. Este tipo de persona no suele ser objetiva y es fácil de manejar o influenciar sus pensamientos, sus opiniones o desacuerdos, por tanto, muchas veces es preferible no defender sus posturas ni discutir con otros los desacuerdos que pueda tener ante un hecho o comentario.
Asimismo, mantener una relación de amistad o de pareja con alguien volátil puede ser muy complejo, porque en ocasiones será difícil sobrellevar su inestabilidad emocional, falta de decisión y ecuanimidad, así como, tampoco se tendrá la certeza de cuándo esa persona se siente realmente bien o mal, que le gusta o que le desagrada.
*La autora es Psicóloga Clínica