El gran salto del seleccionado nacional femenino en el Campeonato Mundial de Voleibol que se celebró en Italia, quedando en el quinto lugar, fue la culminación exitosa de un escabroso y largo trayecto con ribetes de epopeya.
Con su actuación el equipo superó con creces el décimo primer lugar que obtuvo en la versión de 1998. En la clasificación de la Federación Internacional nuestro país ascendió al sexto lugar, es decir cuatro peldaños más, un logro sin precedentes.
Llegar hasta ese sitial dejando atrás grandes potencias con sólidos recursos y tradición, no se debió a un hecho del azar. Desde el año 1993, la Federación Dominicana de Voleibol optó por ejecutar un ambicioso plan de desarrollo con el fin de mejorar los resultados tanto en el Ciclo Olímpico como en el ciclo de la Federación Internacional de Voleibol.
Conjuntamente se comenzó un Programa de Capacitación en las distintas áreas de recursos humanos: entrenadores, árbitros, personal administrativo, médico, estadístico, entre otros. De ahí partió de la idea de instalar un Centro de Detección y Desarrollo de Talentos Deportivos.
Como parte de esas gestiones se solicitó la instalación en el país de un Centro de Capacitación Internacional que ya tiene 15 años de operaciones, cuya línea de acción fue traer especialistas del más alto nivel.
Un elemento clave ha sido la labor de Cristóbal Marte, el gran Mecenas de este deporte, quien desde el principio asumió la presidencia del Proyecto Nacional de Voleibol Femenino. En un informe financiero correspondiente al año 2013, Marte aparece con aportes ascendente a 32 millones de pesos.
Es Presidente de la Confederación NORCECA y Primer Vice-Presidente de la Federación Internacional de ese deporte. Es el dirigente criollo con mayor prestigio y rango en el exterior.
Una de las figuras meritorias ha sido Nelson Ramírez, Secretario General de la FEDOVOLI, Director de la Escuela Internacional y miembro de la comisión de desarrollo de la FIVB. El Presidente de la federación es el veterano dirigente Alexis García.
El Programa de Desarrollo de Talento tiene concentrado más de 200 hembras y más de 80 varones. Es la federación nacional con la mejor estructura operativa.
Cuenta con 12 equipos nacionales en distintas categorías: masculino y femenino en mayores; equipo sub-20 femenino y sub-21 masculino; equipos sub-23 masculino y femenino; cuatro selecciones de voleibol playa.
Uno de los eventos más importantes es el Campeonato Nacional Mini (de 10 a 12 años) que se realiza con 400 niños y 400 niñas.
La mayor satisfacción es que cada figura de los colectivos nacionales de hembras y varones, tienen detrás uno o dos relevos, como ha ocurrido en los últimos tiempos con la salida de jugadoras de la talla de Cosiris Rodríguez, Nurys Arias, Francia Jackson y hasta hace poco de la eximia Milagros Cabral. La calidad se ha mantenido y promete nuevos logros.
Este engranaje representa una gran carga de recursos. El Ministerio de Deportes le otorga un millón doscientos mil pesos al mes, alimentación para todos y contribuye con parte de los boletos aéreos como ocurrió para la Copa Panamericana Sub-23, en Cuba, donde los varones conquistaron el bronce, y el torneo eliminatorio de mayores en Puerto Rico.
El equipo femenino, antes de su actuación en el mundial, venía de estelares faenas en torneos regionales. La ruta del éxito se inició en el 2003 con la obtención de la medalla de oro en los Juegos Panamericanos.
El próximo compromiso será en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, de Vera Cruz, México, en procura de su cuarta medalla de oro consecutiva. El equipo ha contado con la buena conducción del brasileño Marcos Kwiek, quien lo ha clasificado en todos los Grand Prix desde que tomó las riendas del mismo.
El triunfo que celebramos con orgullo y dignidad fue una obra fina de heroínas como Bethania de la Cruz, Gina Mambrú, Brenda Castillo, Annerys Valdez, Priscila Rivera, Niverka Marte, entre otras.
Gloria y honor para las denominadas Reinas del Caribe, que lograron cruzar El Rubicón, sentando sus nobles reales con arrojo y gallardía en un terreno de gigantes hasta subir nuestra bandera más arriba mucho más.