Hato Mayor y El Seibo se han tomado muy en serio la filosofía de forjar su propio progreso  a partir de lo mejor que tienen a la mano: su producción de cacao orgánico y la voluntad de hacer una marca-país que les ha permitido ganar fama en exigentes mercados de Estados Unidos, Suramérica, Europa y Asia. En torno a ese renglón ha tomado cuerpo un proyecto de desarrollo que unifica a pequeños y medianos productores y a la comunidad para promover los encantos de estas provincias del oriente del país, pobres en economía pero ricas en voluntad y laboriosidad.

La Ruta del Chocolate, que es parte del proyecto de marca-provincia denominado “Sácale el jugo a Hato Mayor”, consiste en varias rutas ecoturísticas  que resaltan la producción agrícola, ganadera y de minería artesanal, así como las costumbres y tradiciones. El cacao, conocido en el exterior por su calidad, es un efectivo instrumento de promoción para atraer  turismo.

Esta iniciativa debería ser imitada por otras provincias y regiones para explotar sus riquezas, promover el desarrollo y obligar al Gobierno central a respaldarlas con infraestructura de servicios y planes de inversión que hasta ahora solo provilegian a  grandes ciudades. Hato Mayor y El Seibo lo han logrado por medio del cacao orgánico. Seguro que las demás provincias también tienen sus puntos fuertes para arrancar.

Mucha  violencia y muchas armas

El Instituto Nacional de Patología Forense registró en marzo 96 homicidios en el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo. En 77 de éstos casos las muertes fueron provocadas por armas de fuego. De las restantes 19, trece fueron por armas blancas y 6 por traumas contusos.

En ese mismo mes y en las mismas demarcaciones, el instituto registró 20 muertes provocadas por accidentes de tránsito.

Las estadísticas citadas son una muestra que indica que tenemos demasiado violencia en el país. Y algo bastante preocupante es que las armas de fuego han cobrado una supremacía abrumadora entre los instrumentos empleados para causar muerte. Es decir que aparte de demasiado violencia, tenemos pobres controles en materia de posesión y porte de armas de fuego. Hay que trabajar para bajar estos índices.