Día Internacional de los Voluntarios: Aprender a ser solidarios con el distinto

Día Internacional de los Voluntarios: Aprender a ser solidarios con el distinto

La labor de los voluntarios en distintas causas impacta de manera positiva en el conjunto de la sociedad. Foto: Fernando Calzada/DEF.

Cada año, el 5 de diciembre se celebra el Día Internacional del Voluntariado, una oportunidad de generar conciencia sobre la contribución de la labor de los voluntarios para el conjunto de la sociedad.

Licenciada en Sociología por la Universidad Católica (UCA) y doctora en Ciencias Sociales por la UCA de La Plata, docente, investigadora y conferencista, Mercedes Jones se dedica a generar conciencia sobre la necesidad de valorar la labor del voluntario y sus beneficios para la sociedad toda. En una reciente charla sobre el tema organizada por Fundación Criteria y la Universidad del CEMA, invitó a los asistentes a elegir una causa y trabajar por ella. El primer paso, dijo, es preguntarse «Y yo, ¿Qué puedo hacer?»

Jones cuenta que desde los inicios de su carrera supo que quería dedicarse a «esa área de la Sociología que menos atraía, que parecía casi de segundo nivel, de poca validez intelectual»: el estudio de la solidaridad, del voluntariado, de cómo lograr una sociedad donde el conflicto, aunque no se logre eliminar nunca, sí pueda administrarse.

«El diálogo, el acercarte al otro, está devaluado», se lamenta, y asegura que, el argentino promedio es solidario, pero no de forma sostenida en el tiempo. «Creo que en realidad nos ocupamos de quien lo necesita, pero es necesario que aprendamos a hacerlo bien», asevera.

-¿Por qué es importante hablar del voluntariado?
-Porque aquello que tiene que ver con el diálogo, con la solidaridad, con el acercarte al otro, en nuestra cultura está devaluado. Esto no quiere decir que no seamos de verdad solidarios, que tiene que ver con colaborar con aquellos con los que compartís el mismo suelo, es algo que hacemos todo el tiempo, pero no lo estudiamos, no sabemos cómo lo hacemos.

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Mercedes Jones, en diálogo con DEF. Foto: Fernando Calzada/DEF.


-Entonces, ¿podemos afirmar que los argentinos somos solidarios?
-Sí, pero lo somos especialmente frente a acontecimientos dramáticos y catastróficos. Esta realidad pudimos comprobarla gracias a las mediciones sobre acciones solidarias y voluntariado en la Argentina que realizó Gallup –a instancias del Foro del Sector Social, del que soy miembro fundadora y presidí hasta abril de 2018–. Este relevamiento –que mostramos hace poco en la charla sobre voluntariado organizada por Fundación Criteria, y la Universidad del CEMA– comenzó en 1997 y demostró que los picos de solidaridad se dan durante eventos críticos, como el de 2001 o las inundaciones de 2008. Yo lo denomino solidaridad eventual y considero que nuestro problema, como en muchos ámbitos, es que no logramos sostener los procesos. En líneas generales estamos por debajo respecto de América Latina, EE. UU. o algunos países de Europa.

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-¿Qué se viene haciendo para cambiar esto?
En la Argentina, existe una Ley del Voluntariado que, después de seis o siete años de idas y vueltas, fue aprobada en 2004, que dice que para ingresar a alguno de los tres poderes del Estado, debe ser obligatorio haber realizado una actividad voluntaria comprobable. Sin embargo, yo investigué en distintas reparticiones públicas y a nadie le solicitaron esa información al momento de contratarlos. En muchos países, como EE. UU. o naciones europeas, es fundamental que figure un voluntariado para no ser considerado un ser antisocial y hasta digno de sospecha.

ADN voluntario

-¿Qué le aporta a una persona el hecho de realizar acciones solidarias?
-Un estudio realizado por Marita Carballo –socióloga, presidente de VoicesResearch– sobre la felicidad concluyó que ayudar al otro aporta la sensación de realizar acciones valiosas y con un propósito definido. Es muy interesante porque la gente dice que el voluntariado es un trabajo ad honorem, por el honor, sin embargo, hay otra definición y es que se trata de una tarea ad beatitudinem, por la alegría, el gozo. Y uno corrobora esta idea al hablar con quienes realizan este tipo de tareas y todos coinciden en que, más allá del cansancio, de sumar otra actividad a las muchas que ya realizan, basta con encontrarse con el otro para que se realice una especie de recambio energético, en el cual siempre se recibe más de lo que se llega a dar.

-¿Qué se necesita para ser voluntario?
-A mí suelen preguntarme qué hay que saber para ser voluntario, a lo cual respondo que lo primero es definir cuál es la causa por la que creen que tiene sentido trabajar y la problemática que les gustaría cambiar.

-¿El tamaño de la organización en la que se sume el voluntario impacta en la experiencia?
-Yo diría que la diferencia se relaciona con el ciclo de vida de una entidad. Las más jóvenes suelen ser pequeñas e informales, razón por la cual no hay mucha planificación y todos realizan tareas múltiples. En cambio, las más antiguas fueron aprendiendo con los años, tienen una persona a cargo de los voluntarios y un plan de voluntariado que les brinda capacitación y reconocimiento.

-¿Es mayor el goce en las organizaciones chicas?
-Depende, hay personas a quienes les gusta estar en la cocina de los lugares y meterse en todo, algo que las organizaciones chicas permiten. Por otro lado, hay gente más estructurada que necesita otro orden. Son solo distintas cualidades y talentos. Lo que es importante tener en cuenta a la hora de elegir dónde ayudar es si se trata de un lugar al que se tiene fácil acceso, si uno se siente cómodo con la gente, si nos gusta el tipo de tarea que tenemos que hacer, entre otros factores.

-¿Qué falta a nivel macro para que esto se facilite?
-Pese a que se está haciendo bastante más que antes, falta mucho todavía de parte de todos los sectores. Creo que nos falta difundir la importancia del voluntariado desde la política pública, ya que las instituciones son un campo riquísimo para promover la cultura de la colaboración y el cuidado del otro.

-¿Cuál es el perfil del voluntario en Argentina?
-En su libro, Argentina solidaria, invitación a ser parte, Constanza Cilley muestra cómo el perfil se modificó sustancial y favorablemente. Hay varios datos a tener en cuenta: en proporción, la gente que más dona es la que menos tiene, y la que más voluntariado hace es la de estratos populares; hay más trabajo solidario y más voluntariado en las provincias que en la Capital Federal; en cuanto a género, es muy parejo, apenas un mínimo a favor de las mujeres pero nada significativo. Otro tema importante que destaca es el relacionado a los adultos mayores, a quienes les gustaría colaborar pero no saben cómo insertarse en el sector.

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La motivación principal para convertirse en voluntario debe ser lograr un cambio en la sociedad, por más pequeño que sea. Foto: Fernando Calzada/DEF.

-¿Cuáles son las áreas o causas en donde hay más voluntarios?
-Educación y salud, en ese orden. Y también son en las que hay más organizaciones de la sociedad civil.

Falta difundir la importancia del voluntariado desde la política pública

-¿Qué condiciones se tienen que dar para que la tarea del voluntario sea efectiva y llegue a donde tiene que llegar?
-No hay una fórmula que se pueda generalizar para esto. Por ejemplo, hay causas en las que es más directo e inmediato asistir, por ejemplo, llevar alimento a las personas en situación de calle. Hay otras de mediano plazo, como las relacionadas a la educación, cuyos resultados se evalúan a través del tiempo; y por último, están las causas difusas que exigen plazos más largos aún y tienen que ver con cambios culturales, derechos humanos, violencia de género, entre otros, atadas a los lentos cambios sociales.

-¿Inciden en los resultados otros aspectos, como por ejemplo, si la instancia es empresarial o estatal?
– Los impactos, si se trabaja desde la sociedad civil, son bastante acotados; desde las empresas, en algunos puntos, se logra mayor llegada; y si se trabaja desde el Estado, y en escala ciudad, es enorme y hace al cambio cultural. La escala ciudad puntualmente, los resultados son impactantes.

El valor económico

-¿Por qué se habla del voluntariado como «un buen negocio»?
-El capitalismo obliga a medir todo en ingreso económico, perspectiva desde la que es más difícil evaluar el voluntariado y la solidaridad. Sin embargo, desde la Organización Internacional del Trabajo se ocuparon de ir midiendo el dinero que generan la sociedad civil y el voluntariado. Yo, siendo directora ejecutiva de la Fundación Cáncer, FUCA, realicé un estudio sobre el tema, medí la hora de los voluntarios sobre la base del valor hora del albañil. A fin de año, el resultado fue impactante, ya que sumamos una cantidad muy superior a los fondos que recibíamos en especie o dinero. A la importancia del valor económico del voluntariado hay que sumarle que cambia la atmósfera laboral. Estos son algunos de los factores que llevan a las empresas –en general las más modernas e innovadoras- a trabajar con el voluntariado corporativo y a prestar atención a estas cuestiones.

-Es decir, el voluntariado conviene, incluso, en términos económicos.
-Sí, pero desde una perspectiva más amplia, el tema del voluntariado genera recursos para la persona, para la organización, para la comunidad y para la sociedad en general. Esto se denomina «capital social» porque mejora los grados de confianza en el otro. Émile Durkheim,
sociólogo y filósofo francés, distinguía dos tipos de solidaridad: la orgánica, que es la que se da con el diferente, y la tribal y mecánica, que se genera entre iguales. Esta última es la que tenemos los argentinos y creo que necesitamos crecer y lograr ser solidarios con el distinto, el migrante, el que no es mi vecino, incluso con aquel de quien no quiero saber nada. Necesitamos esta clase de aceptación del otro.

-¿Cómo se logra esto?
-Algunas sociedades, al promover el voluntariado, generan la posibilidad de contactarse con un otro a quien jamás nos acercaríamos, de perder el miedo a lo desconocido y de descubrir al ser humano con quien tenemos tanto en común. Por otra parte, y a más largo plazo, se necesita un cambio cultural que será casi la única manera de vivir sin matarnos. En las familias y las escuelas, debe iniciarse este proceso de respetar y valorar a quienes no se nos parecen.

Jornada: «Voluntariado en Argentina y en el Mundo: Un buen negocio»

La Fundación Criteria y la Universidad del CEMA llevaron adelante la Jornada «Voluntariado en Argentina y en el Mundo: Un buen negocio», con la finalidad de contribuir a la concientización sobre las acciones de voluntariado que se realizan en el país y cómo estas actividades se valoran en el exterior.

Además de Mercedes Jones, el encuentro contó con la participación de Patricia Debeljuh, doctora en Filosofía, quien abordó la cuestión del voluntariado corporativo y su impacto dentro de las organizaciones; Analía Chit Neil, voluntaria en Cascos Blancos y en la Cruz Roja Argentina, que compartió con los asistentes su larga experiencia en organizaciones de voluntariado; y el economista Roberto Cachanosky, quien aportó una visión económica del voluntariado.

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